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AVANCE EN MEDICINA
La clave está en el uso de inteligencia artificial e imágenes de resonancia magnética. Con ello se duplica la posibilidad de que se administre el tratamiento correcto.
En un futuro no muy lejano, una evaluación de detección de la depresión podría incluir un escáner cerebral rápido para identificar el mejor tratamiento.
De acuerdo con la Organización Mundial de la Salud, los trastornos mentales no tratados representan el 13% de la carga mundial total de morbilidad (la proporción de personas que enferman en un sitio y margen de tiempo determinado). Las predicciones actuales que hacen este organismo indican que para 2030 la depresión será la principal causa de carga de morbilidad a nivel mundial. Esto hace que comprender cómo funcionan, sea vital para su prevención, en primera instancia, y para su tratamiento.
Ahora, un nuevo estudio podría haber encontrado una clave fundamental. Publicado en Nature Medicine, señala que las imágenes cerebrales combinadas con el aprendizaje automático pueden revelar subtipos de depresión y ansiedad. Los autores, liderados por Leanne Williams, de la Universidad de Stanford, han identificado seis subtipos biológicos, o biotipos de depresión e identifican tratamientos que tienen más o menos probabilidades de funcionar para tres de estos subtipos.
Alrededor del 30% de las personas con depresión tienen lo que se conoce como depresión resistente al tratamiento, lo que significa que múltiples tipos de medicamentos o terapias no han logrado mejorar sus síntomas. Y en hasta dos tercios de las personas con depresión, el tratamiento no logra revertir completamente sus síntomas a niveles saludables.
Esto se debe en parte a que no existe una buena manera de saber qué antidepresivo o tipo de terapia podría ayudar a un paciente determinado. Los medicamentos se recetan mediante un método de prueba y error, por lo que puede llevar meses o años encontrar un medicamento que funcione, si es que alguna vez sucede. Y pasar tanto tiempo probando tratamiento tras tratamiento, solo para no experimentar alivio, puede empeorar los síntomas de la depresión.
"El objetivo de nuestro trabajo es descubrir cómo podemos hacerlo bien la primera vez – explica Williams en un comunicado -. Es muy frustrante estar en el campo de la depresión y no tener una alternativa mejor a este enfoque único para todos".
Para comprender mejor la biología subyacente a la depresión y la ansiedad, el equipo de Williams evaluó a 801 voluntarios previamente diagnosticados con depresión o ansiedad utilizando la tecnología de imágenes conocida como resonancia magnética funcional, o resonancia magnética funcional, para medir la actividad cerebral. Para ello escanearon los cerebros de los voluntarios en reposo y cuando realizaban diferentes tareas diseñadas para evaluar su funcionamiento cognitivo y emocional. Los autores se centraron en regiones del cerebro y las conexiones entre ellas que ya se sabía que desempeñaban un papel en la depresión.
Utilizando un enfoque de aprendizaje automático conocido como análisis de conglomerados para agrupar las imágenes cerebrales de los pacientes, identificaron seis patrones distintos de actividad en las regiones del cerebro que estudiaron.
Los científicos también asignaron al azar a 250 de los participantes del estudio para recibir uno de los tres antidepresivos de uso común o terapia de conversación conductual. Los pacientes con un subtipo que se caracteriza por hiperactividad en las regiones cognitivas del cerebro experimentaron la mejor respuesta al antidepresivo venlafaxina (comúnmente conocido como Effexor) en comparación con aquellos que tienen otros biotipos. Aquellos con otro subtipo, cuyos cerebros en reposo tenían niveles más altos de actividad entre tres regiones asociadas con la depresión y la resolución de problemas, tuvieron un mejor alivio de los síntomas con la terapia de conversación conductual. Y aquellos con un tercer subtipo, que tenían niveles más bajos de actividad en reposo en el circuito cerebral que controla la atención, tenían menos probabilidades de ver una mejora de sus síntomas con la psicoterapia que aquellos con otros biotipos.
"Hasta donde sabemos, esta es la primera vez que hemos podido demostrar que la depresión puede explicarse por diferentes alteraciones en el funcionamiento del cerebro – añade Williams -. En esencia, es una demostración de un enfoque de medicina personalizada para la salud mental basado en medidas objetivas de la función cerebral".
Al identificar a aquellos con el biotipo cognitivo mediante fMRI, los investigadores sitúan la probabilidad de remisión en el 63% de los pacientes, en comparación con una precisión del 36% sin utilizar imágenes cerebrales. En pocas palabras, pasamos de un tercio de tratamientos efectivos a dos tercios. Este aumento en la precisión a la hora de identificar el tipo de depresión significa que es más probable que los responsables de recetar un tratamiento, realicen la elección correcta la primera vez. El equipo de Williams ahora está estudiando tratamientos novedosos para los otros biotipos de depresión con la esperanza de encontrar más opciones para quienes no responden a los antidepresivos estándar.
"Para realmente avanzar en el campo hacia la psiquiatría de precisión, necesitamos identificar los tratamientos que tienen más probabilidades de ser efectivos para los pacientes y lograr que reciban ese tratamiento lo antes posible – concluye Jun Ma, coautor del estudio -. Tener información sobre su función cerebral, en particular las evaluadas en este estudio, ayudaría a informar tratamientos y prescripciones más precisas para las personas con depresión".