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INTERCAMBIO DE GENES CON LOS NEANDERTALES
Nuevo intercambio de genes entre especies. Hace decenas de miles de años, los humanos modernos dormían con Neandertales; fruto de esa unión, intercambiaban algunos genes.
Una nueva investigación ha revelado que los chimpancés también tuvieron relaciones sexuales con bonobos al menos en dos ocasiones durante los dos millones de años desde que estos grandes simios comenzaron a desarrollar su propia identidad.
Los bonobos (Pan paniscus) viven en la República Democrática del Congo; al otro lado del río Congo viven sus parientes vivos más cercanos, los chimpancés (P. troglodytes), que se extienden entre el África occidental y central. Ambas poblaciones de simios están disminuyendo debido a la deforestación y la caza.
A pesar de que la visión clásica no contemplaba este cruce de especies, lo cierto es que así fue para los bonobos y los chimpancés, según comenta Christina Hvilsom, genetista conservacionista en el Zoológico de Copenhague (Dinamarca). Los investigadores descubrieron este enlace cuando examinaron los genomas completos de 75 chimpancés y bonobos de 10 países africanos. Habían estado comparando el mayor número posible de genomas de grandes simios para ayudar a conservar los animales. Para ello, buscaron diferencias genéticas que pudieran ayudar a identificar el origen geográfico de un mono confiscado y así identificar dónde ocurrió la caza ilegal.
Sin embargo, debido al interés suscitado tras el descubrimiento en 2010 de ADN de Neandertal en el genoma humano, quisieron comprobar si los parientes más cercanos de los seres humanos también habían sobrepasado la frontera de la especie.
Utilizando las mismas pruebas con las que descubrieron la hibridación entre humanos, Hvilsom y sus colegas determinaron que el 1% del genoma del chimpancé central es ADN del bonobo. El análisis genético indica que esta endogamia ocurrió durante dos períodos: hace 1,5 millones de años los antepasados bonobos se mezclaron con el antepasado de los chimpancés oriental y central. Y hace apenas 200.000 años, los chimpancés centrales recibieron otro impulso de los genes bonobo, según consta en sus conclusiones publicadas en la revista Science.
Implicaciones de este descubrimiento
Que los chimpancés tengan un rastro de ADN de bonobo sugiere que este encuentro fue un desafío para las dos especies. “Ninguno de ellos nadaba, por lo que el río Congo era una barrera importante”, exponen los autores.
Debido a que hay poco ADN de bonobo en los chimpancés, Hvilsom y sus colegas sugieren que para los chimpancés, los genes bonobo eran poco positivos.
Aunque no queda claro si los genes adquiridos fueron beneficiosos o dañinos, este hallazgo refuerza la idea de que este apareamiento entre especies desempeñó un papel importante en la evolución de los grandes simios.