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UN FÁRMACO BARATO Y ACCESIBLE

¿Qué es la dexametasona, el fármaco más prometedor contra el COVID-19?

Un estudio de la Universidad de Oxford arroja resultados muy positivos del uso de la dexametasona en pacientes graves de COVID-19. ¿Qué tipo de fármaco es? ¿Cuáles son sus ventajas? ¿Tiene efectos secundarios? Despejamos dudas.

¿Qué es la dexametasona?

La dexametasona es un fármaco perteneciente a la familia de los corticosteroides, un tipo de hormonas del grupo de los esteroides. Estas sustancias están implicadas en multitud de procesos, tales como el metabolismo de los carbohidratos, la inflamación, el catabolismo de proteínas o la gestión del estrés.

Al tener propiedades inmunosupresoras, la dexametasona está indicada para tratar algunas enfermedades autoinmunes, como la artritis reumatoide. También es un potente antiinflamatorio, por lo que se emplea para tratar ciertas infecciones que producen inflamación.

¿Es efectiva contra el coronavirus?

La dexametasona se baraja como posible tratamiento contra el COVID-19 a raíz de un estudio llevado a cabo por la Universidad de Oxford. Esta investigación concluye que el fármaco reduciría en un tercio las muertes de pacientes de COVID-19 más graves, aquellos que han tenido que ser ventilados mecánicamente. El éxito del tratamiento se reduciría en pacientes que sólo han requerido de oxígeno, en cuyo caso este corticosteroide salvaría a uno de cada cinco enfermos. En otro tipo de pacientes, la dexametasona apenas tendría un efecto positivo, según los datos del estudio.

Este tratamiento podría llegar a estar indicado para los enfermos más graves, teniendo en cuenta que esta dolencia, en sus estadios más avanzados, provoca una reacción fuera de control del sistema inmunitario, además de inflamación y coagulación de los pulmones. El estudio de la universidad de Oxford apuntaría a que el paciente podría llegar a beneficiarse de las propiedades aintiinflamatorias e inmunosupresoras de la dexametasona.

¿Qué ventajas tiene frente a otros fármacos?

La dexametasona presenta dos ventajas esenciales frente a otros posibles tratamientos contra el COVID-19. En primer lugar, se trata de un fármaco muy barato, que, a tenor de los resultados del estudio, podría reducir drásticamente los fallecimientos si se administrase a los pacientes más graves. Además, los investigadores destacan que el tratamiento no precisaría de dosis muy elevadas, por lo que el coste del uso de este medicamento se reduciría aún más.

Por otra parte, la dexametasona es un medicamento muy accesible del que podrían disponer prácticamente todos los países que la necesiten. Esto convierte a este fármaco en un candidato ideal para las regiones con pocos recursos y que puedan tener que enfrentarse a brotes graves y a saturación en hospitales pertenecientes a sistemas sanitarios poco preparados.

¿Tiene efectos secundarios?

Hasta ahora, instituciones como la Organización Mundial de la Salud o el Instituto Nacional de Salud de Estados Unidos desaconsejaban tratar con dexametasona a pacientes graves de COVID-19. La razón principal era que estudios anteriores a la investigación de la Univeridad de Oxford apuntaban a que este medicamento podría aumentar la carga viral, especialmente en caso de administrarse en las primeras fases de la enfermedad. Además, este corticosteroide también podría favorecer la aparición de infecciones bacterianas adicionales.

En algunas ocasiones se han detectado otros efectos secundarios como aumento de peso repentino, sarpullidos, urticaria, dolor de cabeza, convulsiones, problemas de visión e incluso dificultad para respirar. Por lo general, el uso de corticosteroides está recomendado para casos en los que los beneficios del tratamiento superen a los posibles efectos adversos que se puedan producir.

¿Es buena idea comenzar a tomar este fármaco para prevenir el COVID-19?

Sin prescripción médica, no. Hasta el momento existen estudios contradictorios, por lo que convendría esperar a que se hagan públicas más investigaciones respecto a este medicamento. Por otra parte, las conclusiones del trabajo realizado por los investigadores de la Universidad de Oxford establecen claramente que dexametasona tan solo favorecería sustancialmente a un tipo de pacientes muy concreto, aquellos que hayan requerido de ventilación mecánica. Por tanto, no siempre podría compensar el exponer al enfermo a un tratamiento con posibles efectos secundarios.

Por su parte, el Ministerio de Sanidad español se limita a esperar que se pronuncie la Agencia Española del Medicamento antes de recomendar el uso de la dexametasona en pacientes de COVID-19. Fernando Simón, director del Centro de Coordinación de Alertas y Emergencias Sanitarias, ha indicado que el nuevo estudio sobre este fármaco "incita a utilizarlo más, pero hay que ser prudentes".

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