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Una investigación concluye que la sonrisa femenina es más ancha
Labios expandidos, algún hoyuelo en las mejillas, y, tal vez, unos dientes que sobresalen. Las sonrisas suelen parecernos bastantes parecidas, aunque seguro que recordamos algunas en concreto por su atractivo.
Sin embargo, si las vemos aisladas quizá nos cueste decir a quién pertenecen en concreto. Tal vez ni siquiera podríamos clasificarlas por el sexo de la persona a la que pertenecen. Pero ahora es más posible que nunca.
De acuerdo a un estudio de la Universidad de Bradford (Reino Unido), las diferencias entre cómo sonríen un hombre y una mujer son muchas y se pueden detectar para distinguir las muecas de ambos sexos.
Los científicos han diseñado una inteligencia artificial que es capaz de asignar un género de acuerdo a ciertos patrones: el equipo analizó 49 marcas del rostro en ojos, boca y nariz, que se generan al sonreír por el movimiento de los músculos.
Además de localizar esos puntos, los investigadores también registraron las distancias entre los diferentes puntos y a qué velocidad se movían estos de su sitio cuando la persona se reía. Una vez analizadas todas las variables, concluyeron que la sonrisa de las mujeres se expandía más en la cara.
El profesor Hassan Ugail, a cargo de la investigación en la Universidad de Bradford, ha dicho: “Las mujeres tienen sonrisas más anchas, dilatando el área de la boca y los labios mucho más que los hombres”. Con esto, recuerda Ugail, se confirma la idea de que ellas son más expresivas sonriendo que ellos.
El algoritmo que crearon para distinguir imágenes fue capaz de distinguir el género en un 86 % de las más de 100 imágenes en movimiento que se le mostraron en un vídeo. Un porcentaje muy alto y que, según el equipo, se puede mejorar en el futuro, pues el propio algoritmo se podría enriquecer.
Así, sería capaz de distinguir la sonrisa de una persona transgénero, etiquetándola como ella se siente en la actualidad, o sabría qué hacer cuando ese rostro tiene algún implante. Ugail cree que en este último caso no debería tener muchos problemas, ni siquiera si se ha realizado algún otro tipo de cirugía, ya que el algoritmo se fija en el movimiento muscular que hay bajo esos implantes.
Al usar un montaje en vídeo en el que unos puntos se mueven, esta investigación da un nuevo paso en el reconocimiento automático de género, pues hasta ahora solo se ha hecho con imágenes estáticas y comparando puntos faciales fijos. El objetivo principal es seguir avanzando en las capacidades de aprendizajes de las máquinas.