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EL 94% DE LOS BILLETES ESTÁ CONTAMINADO

Lavar dinero (literalmente) puede salvar vidas

¡Lávate las manos que has tocado las monedas! ¿Quién no ha escuchado a su abuela este grito de guerra antes de ir a comer? La sabiduría popular tiene su fundamento. El dinero en papel, las monedas e incluso las tarjetas de crédito son un vector importantísimo de transmisión bacteriana.

Medio billete de dólar lavado con CO2 supercrítico Medio billete de dólar lavado con CO2 supercrítico

Un estudio de la sociedad americana de Microbiología intentó poner números y porcentajes a la contaminación del dinero en forma de bacterias, y el resultado indicó que el 94% de los billetes en circulación están contaminados con bacterias susceptibles de causar enfermedades. De hecho, el 7% contiene Staphylococcus aureus y Klebsiella pneumoniae que pueden causar neumonía o infecciones de la sangre.

El dinero plástico tampoco se salva: una de cada diez tarjetas bancarias contiene materia fecal. Esto es explicable con otra estadística: una de cada cuatro personas tiene restos fecales en las manos (encuesta UK). El problema se multiplica en países menos desarrollados, como en la India.

El porcentaje no es mucho mayor que el de los pomos de las puertas o teclados de ordenador. El verdadero problema es la movilidad de esos microorganismos que acompañan al papel moneda sin control hasta el último rincón del mundo y que puede afectar a las personas con algún déficit en el sistema inmunitario.

Un simple baño de agua y jabón al dinero podría reducir las infecciones diarreicas hasta en un 42%. Pero no es práctico meter los billetes que pasan por tus manos en el lavavajillas. Los billetes, sí, porque las monedas dejaron de tener este problema cuando se acuñaron utilizando aleaciones basadas en el cobre, que es hipoalergénico y antibacteriano.

Pero eso no es todo. La capa bacteriana unida al sebo humano crea una patina amarillenta y cerosa sobre el papel moneda que lo deteriora con facilidad obligando a las casas de moneda a renovar frecuentemente el parque monetario con los costos añadidos que esto supone. Cada año los bancos centrales de todo el mundo destruyen unas 150.000 toneladas de billetes viejos.

Los científicos norteamericanos Nabil M. Lawandy y Andrei Smuk han desarrollado un nuevo sistema para lavar (literalmente) el dinero que podría ahorrar miles de millones de dólares al sistema monetario basado en la celulosa, amén de interrumpir la vectorización de todas esas bacterias y microorganismos.

Para ello experimentaron con el gas CO2 en condiciones supercríticas, un potente disolvente que se utiliza también en la industria alimenticia para el desgrasado, la extracción de colesterol de aceites, carnes y lácteos. El resultado es impecable: los billetes parecen recién salidos de fábrica.