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'ADIVINANDO' EL SEXO DEL BEBÉ
La posibilidad de predecir el sexo del bebé en el embarazo temprano ha sido un tema que siempre nos ha fascinado a todos, generando numerosas teorías de las características maternas asociadas con la presencia de un feto masculino o femenino (como tener la tripa respingona o más alta de lo normal). Ninguna de estas teorías ha sido apoyada de forma concluyente por sólida evidencia científica. Sin embargo, estas observaciones plantean la posibilidad de que pueda haber diferencias subyacentes que se relacionan con la probabilidad de que una mujer tenga más probabilidades de dar a luz a un niño o a una niña. Sin embargo, poco se sabe sobre estos factores en los seres humanos.
A comienzos de febrero de 2009, un equipo de investigadores liderados por Ravi Retnakaran, endocrinólogo del Hospital Mount Sinai de Toronto (Canadá) y un investigador del Instituto de Investigación Lunendfeld-Tanenbaum, reclutaron a 3.375 mujeres en Liuyang, China. De todas ellas, a 1.692 mujeres se les examinó su presión arterial, colesterol, triglicéridos y glucosa. Después de la exclusión de 281 mujeres que estaban potencialmente embarazadas en su evaluación basal, basada en la datación de la duración de la gestación al momento del parto, la población del estudio para el análisis consistió en 1.411 mujeres. Las participantes fueron examinadas con una media de 26,3 semanas antes del embarazo.
Los investigadores establecieron una cohorte única de preconcepción compuesta por mujeres jóvenes que planeaban tener un embarazo en un futuro próximo y utilizaron el modelo para evaluar la relación entre la salud materna antes del embarazo y el sexo del bebé.
Finalmente nacieron 739 niños y 672 niñas. Después de ajustar la edad, la educación, el tabaquismo, el IMC (Indice de Masa Corporal), la cintura, el colesterol LDL (o colesterol “malo”, el colesterol HDL, los triglicéridos y la glucosa, la media de la presión arterial sistólica ajustada antes del embarazo fue mayor en las mujeres que posteriormente tuvieron un niño que en las que dieron a luz a una niña (106,0 frente a 103,3 mm Hg). De hecho, una mayor presión arterial materna antes del embarazo surgió como un predictor independiente del sexo masculino del bebé.
Según Retnakaran, esto "sugiere que la presión arterial de una mujer antes del embarazo es un factor previamente no reconocido que está asociado con su probabilidad de dar a luz a un niño o una niña. Esta novedosa visión puede tener implicaciones clave para la planificación reproductiva y nuestra comprensión de los mecanismos fundamentales subyacentes en la proporción de sexos en los seres humanos ".