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CUIDADO CON EL ÁRBOL Y LAS LUCES

Los adornos navideños son el enemigo silencioso de estas fiestas

Parecen inofensivos, pero los adornos navideños se cobran cientos de víctimas cada año, desde quienes se tropiezan con las luces que hay en el pasillo hasta los pequeños que se caen del regazo de Santa Claus mientras repasan su lista de deseos.

Con los árboles de Navidad tenemos que tener mucho cuidado, más aún si los cortamos nosotros mismos PxHere

Parecen totalmente inofensivos, pero no debemos confiarnos o acabaremos lastimados en estas Navidades. Las estadísticas hablan por sí solas: en Estados Unidos, más de 170.000 personas han sido atendidas por los servicios de emergencias en los últimos años, después de resultar heridas con alguno de los elementos decorativos que durante las fiestas llenan de color y luz los hogares de todo el mundo.

Y si la colocación de los adornos entraña ciertos riesgos, hay otras prácticas propias de esta época del año que no podíamos imaginar que fueran peligrosas. Por ejemplo, cortar un árbol de verdad para convertirlo en árbol de Navidad y luego decorarlo con flores, bolas y el resto de elementos. Debemos saber que las sierras y las hachas son herramientas peligrosas y, por lo tanto, es necesario tomar las medidas de seguridad adecuadas. Lo más llamativo es que, según las estimaciones realizadas por los expertos, hay más accidentes por culpa de los árboles artificiales que de los naturales.

Suele ocurrir que queremos coronarlos con alguna estrella y, claro, arriesgamos hasta que la diversión se torna peligro, aumentando así la probabilidad de acabar en el hospital. Lo que no sabíamos que fuera tan dañino eran las propias luces de Navidad. Son muchos los que también han sufrido lesiones por toparse con algún cable mal situado o por no prestar atención a dónde pisaban mientras caminaban por el pasillo.

Y mientras que estos elementos decorativos eléctricos emiten algún sonido o un haz de luz, para advertir a los habitantes de la casa que los esquiven, no ocurre lo mismo con los adornos que no son eléctricos y que son la principal causa de las visitas a los servicios de emergencias. Más de 80.000 personas tuvieron que ser atendidas entre 2007 y 2016 por culpa de estos adornos.

No obstante, la actividad que más inofensiva parecía y que se ha cobrado alguna que otra víctima es la de los imitadores de Papá Noel que cogen a los más pequeños para que les cuenten los regalos que les gustaría recibir. Sin atribuir culpas a unos u otros, 277 pequeños resultaron heridos. A esto hay que sumar casos como el de la señora que se tropezó con un perchero cuando llevaba a sus nietos a ver a Santa Claus. Visto lo visto, tendremos que andarnos con cuidado en estas fechas.

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