Astronomía, divulgación, descubrimientos, ecología, innovación...
ANÁLISIS DE MUESTRAS
El análisis del agua del grifo de diez países arroja un resultado preocupante por la contaminación de restos de plástico.
Un equipo científico ha analizado 500 mililitros de agua del grifo de diez países, con el alarmante resultado de que el 83% de las decenas de muestras contienen fibras de plástico.
Según el análisis de Orb Media, los peores resultados provienen de Estados Unidos, en donde encontraron estos restos en el 94% del agua analizada, en edificios como el Congreso y hasta en la Trump Tower. Si unimos esto último con el hecho de que la misma situación se repite en la Agencia de Protección Ambiental casi se puede establecer un irónico paralelismo con el actual interés por el medio ambiente de la administración Trump.
Los siguientes países con tasas más altas fueron Líbano e India, aunque la situación en Europa tampoco es para tirar cohetes. Reino Unido, Alemania y Francia tuvieron la tasa de contaminación más baja, con un nada despreciable 72% de presencia.
Según el estudio, cuyos resultados se publicaron en 'The Guardian', el promedio de fibras encontradas por cada 500 mililitros de agua oscila entre 4,8 en Estados Unidos a 1,9 en Europa.
Estudios precedentes
Hay otros estudios que llevan años mostrando el impacto que tiene la contaminación plástica en la fauna y la flora. Por ejemplo, un estudio publicado en 'PNAS' en 2014 concluyó que los residuos conocidos representan solamente decenas de miles de toneladas, mucho menos de lo que podría esperarse de un tipo de residuo que se comenzó a generalizar en la década de los '50. Es decir, debe haber muchos más residuos de los que detectamos.
Un autor del estudio se pregunta en el diario británico: “Si esto afecta a la naturaleza, ¿cómo podemos creer que no nos va a terminar afectando?”
El círculo vicioso es tal que, añade, “si las fibras están allí, como hemos demostrado, es probable que también haya nanopartículas que no se pueden medir”. Y lejos de ser despreciable, resulta que algo que sucede en la escala nanométrica (una millonesíma parte de un metro) “puede entrar en contacto con las células y los órganos y podría ser preocupante”.
No obstante, el análisis para Orb detectó partículas mayores de 2,5 micrones, 2.500 veces más grandes que un nanómetro. Estos microplásticos pueden atraer bacterias en las aguas residuales y transportar productos químicos en el cuerpo. Otra investigación ya demostró que este transporte corporal de química nociva no sólo es posible, sino que se produce a gran velocidad.
Según un experto consultado por 'Nouvel Observateur', el origen de estas micropartículas en el agua potable puede estar en la atmósfera, que puede contaminar ríos y lagos. De hecho, en 2014 descubrieron en París que los microplásticos caen del aire y también están presentes en la atmósfera de los hogares de la capital francesa.