Nuestro cerebro tiene más cosas en común con los testículos de lo que imaginábamos
Astronomía, divulgación, descubrimientos, ecología, innovación...
POR ESO DA TANTO PLACER
Eva es pequeña, pero se mueve con energía. Tiene dos largos brazos, uno a cada lado de su achaparrado cuerpo cubierto de silicona. El aparato, diseñado por una psicóloga y una ingeniera del MIT, se carga mediante un puerto USB y es resistente al agua.
Forma parte de un amplio elenco de dispositivos fabricados en casi cualquier color, diversos materiales (plástico, látex, silicona, gelatinas y pieles sintéticas), con distintas intensidades, formas y precios. No se trata del último modelo de ‘smartwatch’, sino del juguete favorito de muchos hombres y mujeres: un vibrador.
Diseño del vibrador Eva. /Fuente: Dame Products
Pese a no ser un reloj inteligente, ni un ordenador, el diseño de estas máquinas tiene su intríngulis. El movimiento, una propiedad indispensable, se produce gracias al pequeño motor eléctrico que albergan y que puede funcionar a diferentes frecuencias, a gusto de la usuaria.
La vibración se genera debido a una masa colocada asimétricamente respecto al eje central del motor. En otras palabras, un peso situado en un extremo de la barra desequilibra el giro del rotor y produce el (placentero) tembleque; un efecto que en otras circunstancias se considera negativo.
El sistema es el mismo que utilizan los teléfonos móviles y los cepillos de dientes eléctricos, pero la mayoría de estos aparatos no necesitan agitarse a altas frecuencias.
En el caso de los vibradores, el movimiento debe ser más potente, lo que se consigue al incrementar el peso añadido, su desplazamiento respecto al centro del motor (lo que se conoce como excentricidad) y la rapidez de giro.
También influyen el espacio que tenga el motor para vibrar dentro del cuerpo del artilugio (si el hueco es mayor, el meneo también) y el material del que está recubierto. Si este último es muy rígido o grueso puede contrarrestar la agitación.
Aunque el modelo rotatorio es el más utilizado, lo cierto es que hay algunas empresas que han empezado a innovar con motores lineares, parecidos a un pistón. En vez de producir vibraciones aleatorias, causan oscilaciones o rápidos vaivenes.
También se utilizan motores lineares. /Fuente: Revel Body
Por otra parte, más allá del aparato en sí, el cuerpo humano dicta sus propias pautas. No se conocen todos los factores que determinan el grado de estimulación que recibe una persona, pero sí hay algunas pistas.
En general, hombres y mujeres prefieren distintas frecuencias de vibración debido a que sus genitales están cubiertos por tejidos diferentes. Además, otras variables, como la grasa corporal, el estado de salud o incluso el mental pueden influir en la sensibilidad.
Independientemente de su efectividad, los vibradores han cambiado mucho desde sus comienzos. Uno de los primeros, el masajeador muscular Hitachi Magic Wand (popularizado a finales de los 70 como juguete sexual) pesa más de medio kilo, se enchufa a la corriente y su aspecto se parece bastante al de un enorme micrófono. Más de uno agradecerá la evolución.