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EL AZÚCAR OCULTO

No es bueno que los niños desayunen cereales (o al menos no los que desayunan)

Los cereales se han convertido en el plato estrella para el desayuno de los niños de un gran número de países del mundo. Sin embargo, la mayoría de cereales dirigidos a niños son precisamente los más azucarados e insanos.

Los cereales del supermercado suelen contener mucho azúcar Pixabay

El ritual matutino de verter los cereales en un cuenco en el que, finalmente, echamos leche, dista mucho de lo que nutricionalmente se considera un desayuno sano y equilibrado.

Comercializados por primera vez en 1863 con el nombre de Granula por el doctor James Caleb Jackson, los cereales para el desayuno se convirtieron pronto en una costumbre estadounidense. Después también se convirtió en una costumbre bastante asentada en el resto del mundo.

Por ejemplo, en China, en el 2013, se consumieron cereales para el desayuno por valor de 16.700 millones de dólares. En Rusia fueron 3.800 millones, por los 4.800 millones de Brasil o los 3.400 millones de India. Por si eso pareciera poco, cada año que transcurre las ventas globales de cereales para el desayuno aumentan alrededor de un 10%.

Desayunar cereales es una costumbre particularmente arraigada en los niños, quienes deberían cuidar más si cabe esa primera ingesta del día. Sin embargo, ellos suelen ser los que escogen qué cereales desayunar, y esa elección se no basa en las cualidades organolépticas del cereal, sino en sus colores, los personajes de dibujos animados que los promocionan, el regalo o promoción que adjuntan y la mayor cantidad de chocolate añadido.

La realidad es que la mayor parte de estos cereales son copos cubiertos de grandes cantidades de azúcar.... y de sal: los cereales para el desayuno contienen más sal que los cacahuetes salados. Según un estudio de mercado realizado por Facua sobre un total de 155 variedades de cereales, se hallaron altos niveles de azúcar en 134 de los productos, excesivas grasas saturadas en el 25 de ellos y niveles excesivos de sal en 35 de ellos.

En resumen, el desayuno con cereales es desequilibrado, repleto de azúcar y almidón y falto de proteínas. Con todo, si queremos consumir cereales para desayunar, deberíamos fijarnos en las alternativas, cada vez más abundantes, con un alto contenido en fibra y menor contenido en azúcar. Sobre todo, fijémonos en el azúcar.

El problema de base, el azúcar

La fruta, por ejemplo, puede ser muy dulce, porque tiene tres tipos de azúcar -fructosa, glucosa y una combinación de ambas que se llama sacarosa o “azúcar de mesa”-. Pero es que además también contienen gran cantidad de fibra, lo que permite regular los picos de azúcar. Sin embargo, el sabor dulce de los cereales se basa fundamentalmente en el azúcar añadido.

Así, servir cereales saludables resulta francamente difícil (y además no saben tan bien como nos saben los cereales habituales). Y esta es una advertencia muy a tener en cuenta, máxime cuando se está descubriendo actualmente cómo la industria azucarera ha boicoteado estudios que reflejaban los problemas para la salud que supone la ingesta abundante de azúcar.

Es lo que señala, por ejemplo, un análisis publicado en la revista 'PLoS Biology' en el que se refleja que la Fundación Internacional de Investigación del Azúcar (ISRF) retuvo los hallazgos de que ratas alimentadas con una dieta alta en azúcar tenían niveles más elevados de triglicéridos allá por el año 1967. Y es que este boicot sobre los estudios negativos del azúcar se ha mantenido durante décadas.

Conviene tener en cuenta de que el azúcar, en exceso, es muy poco saludable, que los productos bajos en grasas normalmente compensan el sabor añadiendo más azúcar, y que desayunar la mayoría de los cereales del mercado no es sinónimo de empezar el día equilibradamente.

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