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SEGÚN UN ESTUDIO LLEVADO A CABO EN FRANCIA Y CANADÁ
Cuando dos personas huelen lo mismo, pueden tener reacciones completamente diferentes, dependiendo de sus antecedentes culturales. Esta es la conclusión del último estudio llevado a cabo por investigadores del Centro de Investigación de Neurociencias de Lyon (Francia), la neuropsicóloga clínica Jelena Djordjevic y su grupo del Instituto Neurológico de Montreal (Canadá).
Para su experimento examinaron a sujetos de Quebec (Canadá) respecto a sus impresiones subjetivas hacia diferentes aromas, mientras que otros investigadores en Francia hicieron lo propio con sujetos franceses. Se seleccionaron seis aromas en total: anís, lavanda, arce, gaulteria o ebúrnea, rosa y fresa.
Se pidió a los participantes que oliesen cada aroma por separado sin saber qué era exactamente lo que estaban oliendo. Luego, nuevamente, tuvieron que oler los seis aromas tras decirles a qué correspondía cada olor. Los sujetos calificaron el olor como agradable, intenso, familiar y comestible. También se midieron las reacciones no verbales de los sujetos a cada olor, incluyendo el olfateo, la actividad de los músculos faciales, la respiración y la frecuencia cardíaca.
Los investigadores descubrieron diferencias significativas entre las calificaciones de los mismos olores entre los franceses y los canadienses. Por ejemplo, los canadienses dieron a la gaulteria calificaciones mucho más positivas que los franceses. Y es que en Francia, la gaulteria se utiliza más en medicamentos que en Canadá, donde pueden encontrarse más en caramelos o productos similares. Los canadienses estaban más familiarizados con los olores del arce y de la gaulteria que los franceses, mientras que a su vez las personas asentadas en Francia estaban más familiarizadas con el olor de la lavanda.
Al pedirles que describieran los olores, los canadienses eran mejores al describir el arce y el gaulteria, mientras que los franceses acertaban más con la descripción de la lavanda. El anís fue clasificado de forma similar en dos culturas, pero se describió más a menudo como "regaliz" en Quebec y como "anís" en Francia.
Proporcionar los nombres de los olores a los sujetos hizo que las diferencias culturales desaparecieran o disminuyeran.
Los hallazgos sugieren que las representaciones mentales activadas por los nombres de olores son más similares entre las culturas que las representaciones mentales activadas por la información sensorial por sí misma.
Este estudio refuerza la idea de que el procesamiento de nuestro cerebro respecto a los olores no es simplemente la reacción a los compuestos químicos que componen el olor. Está influenciado por nuestra experiencia previa con el olor y nuestro conocimiento de lo que es el olor.
Los resultados fueron publicados en la revista Chemical Senses.