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DEMASIADO LIMPIO PARA UNAS AGUAS DEMASIADO SUCIAS
El investigador David de Salvador muestra con orgullo las imágenes de una enorme figura de suaves formas que transporta un convoy de varios vehículos. Es un catamarán, y no cualquiera, sino el primero eólico y solar, las dos cosas, que ha sido botado en España. Se fabricó con tecnología española, y transportarlo supuso un lento viaje por carretera hasta el lago de Sanabria, en Zamora.
Sobre este espejo de soledades, como se refirió a la negra masa de agua el poeta Miguel de Unamuno, los investigadores de la Estación Biológica Nacional botaron el primer catamarán eólico y solar en 2011, tras ganar un concurso de la Junta de Castilla y León “por ser el mejor proyecto de investigación y divulgación científica”, relata De Salvador. Este grupo de investigadores financia sus actividades científicas y divulgativas con sus proyectos de ocio turístico en Portugal y en España.
Cuando el concurso estuvo ganado y el catamarán desplazándose a la tímida velocidad del motor empujado por la energía del viento y del sol, arrancó el proyecto científico para el que había sido aprobada la iniciativa. Y entonces empezaron los conflictos con la Junta, al descubrir que las aguas límpidas de este lago de origen glaciar, el mayor de la península ibérica, no eran tan puras. Tras varios estudios, que el equipo de Salvador contrastó con otros organismos científicos europeos, los investigadores concluyeron que este lago de 318,7 hectáreas y 53 metros de profundidad máxima estaba perdiendo transparencia. “Se ha iniciado un desequilibrio de nutrientes que hace perder calidad al lago. Si no se hace nada, el proceso puede ser irreversible”, comentó De Salvador durante una visita al lago.
Ante la negación del problema del gobierno regional, los investigadores organizaron el pasado diciembre una medición en directo del nivel de transparencia del agua. A partir de los 3,8 metros se perdía visibilidad, frente a los 9 metros de transparencia que defiende Castilla y León, responsable de estas aguas.
La Estación Biológica Internacional achaca la suciedad del agua, principal reclamo de los 700.000 turistas que recibe Sanabria cada año, al vertido generalizado de las aguas residuales directamente al lago, sin filtro de ningún tipo. Frente a una de las riberas del lago, sobre una loma, se ve cómo un tubo de saneamiento vierte las aguas negras directamente al monte, de ahí al lago.
Lo que comenzó como una labor de investigación se ha convertido en denuncias cruzadas entre la Estación Biológica y la Junta, que no reconoce tales vertidos. Tras varios meses de una enconada relación, este grupo de investigadores acusa al Gobierno regional de haber intentado y seguir tratando de “estrangular económica y administrativamente el proyecto de Europarques mediante una batería de restricciones, procedimientos sancionadores y exigencias injustas para coaccionar y someter su voluntad”, según ha explicado la compañía este mes.
Entre las medidas que ha adoptado el Gobierno regional figura la restricción de “las zonas de navegación con mayor atractivo del lago, equivalentes al 50% de la superficie y al 100% de su perímetro, perjudicando el atractivo del viaje y su viabilidad económica, alegando razones medioambientales, cuando es notable el esfuerzo tecnológico del barco (0 decibelios, 0 emisiones, 0 residuos y 0 efluentes), mientras no se exigen esas restricciones-exigencias al resto de embarcaciones y otras actividades turísticas”, enfatiza la pequeña empresa de ocio.
Llama la atención que entre los problemas del proyecto figure su impacto medioambiental. El catamarán “se diseñó para integrarse en el paisaje, por eso sus formas curvas y colores oscuros en la parte baja”. En el momento de construirlo, “quisimos ir más allá de las exigencias medioambientales, dejando la embarcación en cero efluentes”, de forma que el catamarán es 100% limpio. Lleva incluso el sello Cousteau. Pero por el momento eso tampoco es suficiente para el Gobierno regional.