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La cantidad de calor que libera cualquier parte del cuerpo depende del grado de exposición. Si es un duro día de invierno y llevamos las manos o las piernas desnudas, es mucho más probable que perdamos el calor por ahí.
La cabeza y el cuello sólo representan el 10% de nuestra superficie corporal. Si nos parece que la cabeza se enfría más es porque la concentración de células nerviosas en la cabeza y el cuello hace que estas zonas sean más sensibles ante los cambios de temperatura que por ejemplo, un pie o un brazo.
Sin embargo, el falso bulo sobre la cabeza no sólo es persistente, sino que también es oficial. Si nos fijamos en los manuales de campo actuales de los que dispone el Ejército norteamericano, podremos leer que recomiendan que se lleve gorro en invierno porque, según ellos, se pierde un importante porcentaje de calor corporal "por la cabeza”
Se cree que esta idea se originó en 1950, cuando varios investigadores vistieron a sujetos en el Ártico con trajes de supervivencia que no tapaban la cabeza, con el fin de medir la pérdida de calor en temperaturas muy bajas.