Cinco señales sobre tus excrementos que deberías saber identificar
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TUS HECES DICEN MUCHO SOBRE TU SALUD
De la misma forma que los perros y otros animales pueden obtener mucha información sobre otros oliéndoles el trasero, nosotros, aunque no tengamos esa misma capacidad olfativa, podemos saber mucho sobre nuestra salud observando nuestras deposiciones.
Vale, no es la práctica que más apetezca del mundo, ni es un tema del que se suela hablar. Porque sí, la caca da asquito, y de eso se trata: igual que la naturaleza envía señales de alerta cuando un animal es venenoso, las heces nos asquean porque son deshechos.
Nuestra vida depende, como pasa con las ciudades, de la correcta gestión de los deshechos, por eso tener o no medios para recolectarlos y tratarlos de una forma higiénica es la diferencia entre la vida y la muerte en muchos lugares de nuestro planeta
¿Y qué podemos saber acerca de nuestros excrementos?
Datos generales
Las heces son lo que queda una vez nuestro cuerpo ha hecho todo lo que tenía que hacer con el alimento ingerido, es decir, sacar todos los nutrientes.
En un aparato digestivo humano normal, un alimento puede pasar hasta tres días viajando por nuestro interior, es decir, desde que entra por la boca hasta que sale por el ano. Lo normal es deponer una o dos veces al día por una cantidad de algo menos de un kilo de excrementos diarios.
Todo esto, claro, dependiendo del tipo de alimentación, la cantidad de comida ingerida y el funcionamiento de las tripas de cada cual.
Composición
Como nuestro cuerpo, la mayor parte de nuestras heces son agua, hasta tres cuartas partes. El resto son nutrientes que no hemos podido digerir, bacterias muertas, grasas, sales y proteínas.
Una curiosidad: el hecho de que los excrementos huelan mal no es por la descomposición de los alimentos como se suele decir, sino por las bacterias muertas: son microorganismos que viven en nuestro sistema digestivo (algunas 'buenas', algunas 'malas') y su descomposición -no la del alimento- es la que genera el olor.
Color
La caca es marrón, de toda la vida. Al menos, la de un organismo sano. Dependerá, claro, de qué comamos (si usamos colorante, por ejemplo, o ingerimos sustancias químicas -medicamentos- que alteran la pigmentación normal). Y los colores nos pueden indicar cosas.
Por ejemplo, excrementos verdosos indican un tránsito intestinal demasiado rápido; excrementos amarillentos indican un exceso de grasas no digeridas, lo cual puede indicar que nuestro organismo no las procesa (como los celíacos) o un exceso en su consumo; excrementos rojizos o negros indican que puede haber sangre, lo que puede significar desde una úlcera hasta una herida interna o, en el peor de los casos, un tumor; excrementos blanquecinos pueden implicar una obstrucción.
Textura
Igual que el color, el tipo de deposición indica qué tal funcionan las cosas en nuestro interior.
Por ejemplo, excrementos duros implican que necesitamos más líquidos y fibra; excrementos líquidos quieren decir que tu cuerpo está intentando depurar una infección; excrementos blandos y claros significan que, o bien vas a enfermar, o bien vas muchas veces al baño al día; y excrementos pegajosos implican que ingieres demasiadas grasas y aceites.
¿Te ha parecido asqueroso?
Bueno, aquí una infografía de HealthMyWorks que te hará más llevadero el aprendizaje