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CONTROLA TUS EMANACIONES
¿Es por las legumbres? ¿Te has pasado con los refrescos? Puede que no. Mascar chicle, fumar o beber en pajita pueden ser los responsables de que te pases medio día con retortijones y molestos gases que en demasiadas ocasiones expulsas de tu ser de manera descontrolada.
Socialmente está mal visto y a nadie le resulta agradable que las personas que les rodean se líen a eructar y gasear los espacios compartidos, pero la realidad es que a todos nos ocurre y es algo natural. Según un estudio realizado por el Instituto de Salud Digestiva y Diabetes de EEUU, las personas producimos entre medio litro y dos litros de gas al día, y lo vamos expulsando en forma de eructos y flatulencias que computan unas 14 veces diarias.
Claro que no tienes que llegar a esa cantidad y hay posibilidades de controlar la cantidad de gases nobles que acumulas para no quedar en ridículo con tus compañeros, amigos y familiares atufándoles la jornada. Reducir el consumo de bebidas gaseosas y de alimentos que inciden en la aglomeración de gases, como algunas verduras o legumbres, puede ser una buena idea, pero no sólo debes controlar tu dieta.
¿Son alguno de estos hábitos comunes en tu día a día? Abandónalos y notarás que las flatulencias, los retortijones y los eructos inesperados dejan de hacerte quedar en ridículo una y otra vez.
1. Beber directamente de la botella
Cuando tus padres te decían aquello de “coge un vaso y no bebas directamente de la botella” no lo hacían solo por lo antihigiénico de andar chuperreteando varias personas un mismo envase, también pensaban en tus tripas y el cúmulo de gases.
Cuando nuestra boca envuelve la boquilla nos estamos tragando todo el gas de la botella y, por lo general, terminamos por eructar para darle salida. Si quieres dejar de tener flato, empieza por servirte el contenido de la botella en un vaso y, sobre todo, bebe con calma y sin dejar que entre más aire en la boca que líquido.
2. Beber a través de una pajita
Cuando absorbemos el líquido de un recipiente a través de una pajita estamos haciendo el gesto de hinchar un globo, pero a la inversa. A medida que bebemos estamos inhalando aire que va directo a nuestro vientre, el combo perfecto para que acabes a tope de gas y a tu cuerpo le urja deshacerse de él por la vía más rápida que encuentre…
Te lo acabamos de decir y no es broma: ¿qué tal si empiezas a beber tranquilamente utilizando un vaso? Aunque creas que no, sin pajita de por medio tu mojito sabrá igual de dulce y sabroso.
3. Comer demasiado rápido
No tienes mucho tiempo y encima llegas a la hora de comer con un hambre tan atroz que terminas por engullir. Mal. Deglutir a toda velocidad no sólo te llena el estómago de alimentos, sino también de aire. Comer a la velocidad de la luz puede generar molestos problemas intestinales que van desde el aumento de peso hasta el reflujo gástrico, y con este último mejor andarte con cuidado.
Presta atención a lo que comes, siéntate bien en un ángulo de 90 grados y mastica los alimentos entre 20 y 40 veces antes de tragarlos. De esta forma, reducirás la ingesta de aire –y, en consecuencia, el cúmulo posterior de ruidosos gases– y de paso conseguirás que tu metabolismo funcione a la perfección para quemar esos kilos de más que lucen tus caderas, muslos y abdomen. ¡Todo ventajas!
4. Fumar
El efecto de fumar es similar al problema que te encontrabas cuando bebías de una pajita, sólo que aquí tragas aire y gas al inhalar el humo. Ojo, que para convertirnos en entes gaseosos no hay diferencia entre si fumamos tabaco convencional, de liar o los cada vez menos de moda cigarrillos electrónicos.
En los paquetes no lo ponen, pero deberían añadir que fumar aumenta radicalmente el riesgo de acumular una cantidad inaudita de gases nobles que podrían hacerte pasar un mal rato.
5. Mascar chicle
Uno de los grandes responsables de que eructes y te tires pedos sin previo aviso es el aire de más que tragas cuando masticas un chicle. Muchas personas se sienten aliviadas de estreses o sacian la sensación de hambre a través de ellos, pero entre los gases, los azúcares de más o los dañinos edulcorantes artificiales de los chicles sin azúcar, la realidad es que están dejando sus estómagos finos.
Calcula cuánto tardan en empezar a brotar de manera incontrolada esos molestos y no bien vistos gases nobles después de mascar chicle, quizás no hayas dado con la clave de tus problemas.