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CAMBIO CLIMÁTICO

Cómo reducir emisiones: dejar de viajar en avión es más eficiente que reciclar

Una reciente encuesta revela que tendemos a sobrestimar las consecuencias ambientales de algunas prácticas y a subestimar los efectos de otros factores, como la generación de energía eléctrica.

Skeeze I Pixabay Disminuir los vuelos transatlánticos es una buena medida para reducir emisiones

Cada vez estamos más concienciados: el cambio climático es una realidad. Además de las urgentes medidas políticas que esta semana se reivindican en las calles a lo largo y ancho del globo, todos los ciudadanos podemos hacer cambios en nuestros hábitos de vida que permitan, si no revertir, al menos mitigar el calentamiento global.

Pero ¿sabemos cuáles son esas modificaciones que ayudarán a mejorar la salud del planeta? En lo que respecta a las emisiones de gases de efecto invernadero y su reducción, parece que aún no lo tenemos demasiado claro.

Según una reciente encuesta realizada por el King’s College London, tendemos a sobrestimar las consecuencias de algunas prácticas (como viajar en avión), mientras que subestimamos los efectos para el medio ambiente de otros factores (como la generación de electricidad y calor).

Un viaje menos en avión

¿Qué produce más gases de efecto invernadero, los aviones o el resto de medios de transporte? Si te decantaras por la primera opción, estarías equivocado. Los viajes aéreos suponen un 2% de las emisiones globales, frente a un 19% del resto de vehículos. Aunque es cierto que las aeronaves contaminan, los desplazamientos por este medio son bastante más escasos que los que se realizan diariamente en coche, tren, etc.

Sin embargo, reducir los viajes en avión es una de las medidas más efectivas que podemos tomar para disminuir nuestra huella de carbono. De acuerdo a un estudio de investigadores suecos, no realizar un vuelo trasatlántico es la tercera opción más eficiente por detrás de otras bastante más drásticas: tener un hijo menos o prescindir totalmente del coche.

Muchos de los encuestados situaban el reciclaje como la práctica que más reducción de emisiones supone, por encima de las anteriores mencionadas y de otras como adoptar una dieta vegetariana o comprar solo energía verde.

Respuestas de los encuestados y efecto real de algunas acciones | The Policy Institute, King's College London

Nada más lejos de la realidad: si bien el reciclaje es una estrategia indispensable para producir menos residuos, reciclar permite ahorrar solo 0,2 toneladas de dióxido de carbono anuales, frente a las 2,4 de no utilizar coches y los 1,6 de evitar ese viaje en avión transoceánico. Tener un hijo menos supone un ahorro estimado de 58,6 toneladas de CO2.

Y no es la única idea errónea que sobre el reciclaje que podemos encontrar. Muchos de los participantes en el estudio pensaban que solo la mitad de los 6.300 millones de plásticos que generamos siguen presentes en el medio ambiente (cuando es un 79%) y que reciclamos un cuarto de los residuos plásticos que producimos (la cifra real es un 9%).

Otra de las confusiones más habituales de los encuestados consistía en subestimar las consecuencias de la generación de energía y las calefacciones, responsables de casi un 50% de las emisiones de gases de invernadero generadas por el hombre.

Las dietas: ¿es el veganismo la mejor opción?

Hace tiempo que la ciencia también trata de predecir el impacto que los cambios en la dieta tienen para el planeta. Un equipo de científicos ha publicado recientemente un análisis en 'Global Environmental Change' donde presentan algunas novedades al respecto. Una de sus principales conclusiones es que estas modificaciones no tienen los mismos efectos en todos los rincones del globo, sino que depende del país.

En algunos territorios, prácticas como dejar la carne roja o comer carne solo una vez a la semana pueden llevar a un aumento de emisiones. Esto es debido a que estas comunidades no consumen actualmente las suficientes calorías, por lo que, incluso estos cambios, las llevarían a tomar más alimentos y, por tanto, a aumentar su huella de carbono.

La procedencia de la carne influye en su huella de carbono | 36936 I Pixabay

En general, las medidas más efectivas para reducir emisiones consisten en pasarse al veganismo, consumir solo animales de la parte más baja de la cadena trófica (ya que requieren menos alimentos y gasto de energía) y comer solo vegetales en dos de las tres comidas diarias. Sin embargo, las dietas que incluyen productos lácteos, aunque sean vegetarianas, siguen contribuyendo a la emisión de gases debidas al ganado vacuno.

El país de origen también cumple un papel importante en la huella de carbono de la carne de vaca. Las procedentes de Paraguay, Chile y Nicaragua son las que más emisiones generan durante su cadena de producción.

Tener las ideas un poco más claras sobre las fuentes de emisiones de gases de efecto invernadero y las medidas más eficaces para reducirlas puede ayudar a quienes deseen hacer cambios para llevar una vida un poco más sostenible.

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