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CUIDADO CON LOS QUE TE PUEDEN MATAR POR SU TOXICIDAD
Si ordenas todos los elementos químicos por su número atómico obtienes la famosa tabla periódica de los elementos que todos hemos observado colgada en clase alguna vez. Eso sí, no podrías hacerlo sin morir.
¿Podríamos hacer una tabla real apilando bloques cuadrados de cada uno de los elementos que contiene? Bueno, podríamos. Pero moriríamos en el intento.
De los 118 elementos que hay sólo te imaginas comprando algunos, como el aluminio, el oro o el plomo. Aunque tampoco te resultará extraño leer que se puede comprar oxígeno, helio o nitrógeno en estado gaseoso.
Hay tiendas especializadas donde conseguir otros elementos menos habituales. De la primera columna no sería complicado conseguir sodio, potasio o rubidio. Eso sí, ten mucho cuidado con ellos puesto que si una piedra de cualquiera de los tres cae al agua produciría una violenta reacción exotérmica que podría acabar en disgusto.
Si estás dispuesto a correr algunos riesgos, buscando por internet podrías llegar a conseguir entre 80 y 90 elementos. Probablemente también conseguirías antecedentes penales, pero obviemos ese pequeño detalle. El resto, me temo, son demasiado radioactivos: incluso aunque los consiguieras, las muestras estarían formadas por unos pocos átomos y se descompondrían rápidamente.
Así queda la cosa cuando reúnes una pequeña muestra de cada... pero nuestra tabla imaginaria es algo más ambiciosa. No nos basta con coleccionar las muestras en sus envases y sus cápsulas. Nosotros querríamos llenar todo el espacio disponible con cubos macizos fabricados con cada uno de los elementos. ¿Qué ocurriría? Tal como indica el físico Randall Munroe, sería una de las formas de destruir el mundo.
La primera fila, compuesta por hidrógeno y helio se escaparía, aunque esto no supondría mucho problema.
De la segunda hay que preocuparse de la toxicidad del berilio y lo corrosivo que es flúor, especialmente cuando entra en contacto con la humedad y forma ácido fluorhídrico.
De la tercera el más peligroso es el fósforo, especialmente si es blanco, puesto que es bastante venenoso.
Hay elementos de la cuarta que te matarían con su toxicidad, como el arsénico.
La quinta, además de lo anterior, te daría una leve dosis de radiación gracias al tecnecio.
La sexta explotaría violentamente y destruiría el edificio en el que estuvieras, envolviéndolo en una nube de polvo y fuego radioactivo y venenoso.
Finalmente, la séptima está compuesta por elementos inestables, muchos de los cuales sólo se han visto en cantidades ínfimas sintetizadas en laboratorio. Si intentáramos obtener un cubo macizo de alguno de estos elementos se descompondría liberando una tremenda cantidad de energía en forma de explosión nuclear.
Éste último me parece un motivo más que suficiente para coleccionar cualquier otra cosa.