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PARA COGER UNA COGORZA YA NO HACE FALTA CONSUMIR NI UNA GOTA DE ALCOHOL
Para coger una cogorza importante no hace falta consumir ni una sola gota de alcohol. Científicos californianos acaban de llegar a la conclusión de que la privación de sueño produce en nuestro cerebro síntomas similares a los de la embriaguez.
Según se hace eco la revista Nature Medicine, cuando no descansamos lo suficiente nuestro órgano pensante es uno de los principales perjudicados.
La comunicación entre las neuronas se ralentiza, las respuestas ante los estímulos son mucho más lentas y los recuerdos dejan de formarse adecuadamente. Justamente los mismos síntomas que experimentan los borrachos cuando el alcohol corre por sus venas.
La similitud sería anecdótica si no fuera porque, como advierten los investigadores, existe legislación que prohíbe desarrollar actividades como ponerse al volante después de beber alcohol, pero no hay nada pautado sobre el control de los conductores que llevan muchas horas sin dormir. El motivo: este vacío legal podría tener implicaciones en el número de accidentes de tráfico.
De hecho, el experimento realizado ha sacado a relucir que si no dormimos lo necesario las células nerviosas del lóbulo temporal -responsables de la percepción y la memoria- ven mermada su capacidad de reacción, con la mala pata de que el atontamiento de estas neuronas reduce nuestra capacidad de traducir la información visual a pensamiento consciente.
Con la 'borrachera de sueño', según recalcan Itzhak Fried y sus colegas de la Universidad de California, "pasa mucho tiempo desde que vemos a un peatón cruzar hasta que el cerebro registra lo que esta percibiendo".
Los que también se colocan sin tomar una copa ni pasar noches en vela son los afectados por el síndrome de fermentación intestinal.
Y todo porque este trastorno, poco frecuente, hace que su estómago esté repleto de levaduras que fermentan los carbohidratos y azúcares comunes y los transforman en etanol. Vamos, como si llevaran una fábrica de cerveza endógena en las tripas.
Tan seria es la cosa que les basta zamparse un simple bocata para experimentar una borrachera.
Y claro, acaban viviendo de resaca en resaca, con niveles de alcohol en sangre tan altos que siempre dan positivo en el alcoholímetro.