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OBJETIVO: PALIAR LA NECESIDAD DE SANGRE UNIVERSAL
Desde tiempo atrás, la ciencia siempre ha buscado la fórmula para hallar la ‘sangre universal’, esa que pueda administrarse a cualquier paciente independientemente del tipo sanguíneo que posea. Hoy, el único tipo que se puede administrar a cualquier otro es el 0, tanto positivo como negativo, de tal forma que es el más demandando en los centros médicos. Ahora, una nueva investigación ha dado un gran paso adelante para paliar la necesidad que existe de este tipo de sangre universal.
Un grupo de químicos de la Universidad de la Colombia Británica, en Canadá, ha encontrado el método para transformar la sangre de los grupos A y B en plasma sanguíneo de tipo 0, por lo que se podría utilizar para cualquier transfusión. Para ello, utilizan unas enzimas intestinales que son mucho más eficientes para este cometido que el resto de compuestos orgánicos utilizados hasta la fecha.
"Hemos estado particularmente interesados en las enzimas que nos permiten eliminar los antígenos A o B de los glóbulos rojos. Si puedes eliminar esos antígenos, que son simplemente azúcares simples, entonces puedes convertir sangre A o B en tipo 0", afirma Stephen Withers, profesor de bioquímica en la Universidad de la Colombia Británica y principal autor de esta investigación que se ha publicado en la reunión anual de la American Chemical Society.
Para alcanzar los resultados obtenidos, Withers utilizó la metagenómica, una nueva herramienta a la que muchos ya llaman la microbiología del futuro. Este nuevo campo otorga la posibilidad de estudiar el ADN de una comunidad de microorganismos de forma conjunta, sin necesidad de cultivar o aislar cada especie. Gracias a esta técnica, los investigadores utilizaron la bacteria ‘Escherichia coli’ para seleccionar los genes capaces de codificar las enzimas que pueden adherirse a los azúcares simples característicos de los tipos de sangre A y B.
El siguiente paso será llevar estas enzimas a la fase clínica, para así lograr validarlas a gran escala. Es más, aprovechando estos procedimientos de ingeniería de proteínas, el objetivo es construir enzimas aún más eficientes. “Soy optimista, tenemos un candidato muy interesante para ajustar la sangre donada a un tipo común”, asegura Withers.