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CUIDADO CON AZÚCARES Y GRASAS SATURADAS
Si algunos días no puedes pegar ojo cuando te vas a la cama, no culpes solo al estrés o a tu ruidoso vecino trasnochador. Los alimentos que han pasado por tu estómago a lo largo de la jornada también tienen mucho que ver con tu insomnio. Así lo ha demostrado un reciente estudio publicado en la 'Journal of Clinical Sleep Medicine'.
Un grupo de investigadores de la Universidad de Columbia decidió controlar la alimentación de 26 adultos de peso normal. Durante cuatro días, los participantes siguieron una dieta rica en fibra y baja en grasas saturadas y azúcares con el asesoramiento de una nutricionista. En la quinta jornada, les dejaron comer y beber todo lo que les apeteció.
Precisamente, esa última noche, la calidad de su sueño empeoró. Además, los participantes tuvieron más dificultades para conciliar el sueño la jornada en la que habían comido lo que habían deseado: tardaron 29 minutos en dormirse esa noche, frente a los 17 de media de las anteriores.
Los autores del trabajo destacan no solo que una dieta baja en fibra y alta en grasas saturadas y azúcares nos afecta a la hora de dormir, sino que además un solo día de excesos perjudica la calidad de sueño. El problema puede acabar pasando factura a nuestra salud: dormir mal puede influir en el desarrollo de enfermedades crónicas como la hipertensión, la diabetes o las enfermedades cardiovasculares.