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INTERFAZ HOMBRE-MÁQUINA
El guante podría utilizarse en el futuro en sistemas de realidad virtual, para pilotar aviones no tripulados o incluso para realizar operaciones de telecirugía.
Cada año las compañías tecnológicas se vuelcan en el desarrollo de móviles más inteligentes, de cámaras más ligeras o de drones más precisos. Sin embargo, algunos investigadores se han dedicado también a desarrollar ingenios que faciliten la vida de aquellas personas que tienen alguna discapacidad, como un brazo robótico de juguete o una tablet para personas ciegas.
Ahora un equipo de investigadores de la Universidad de California ha decidido diseñar y crear un guante que traduce el lenguaje de signos (al menos el norteamericano) y que transmite la información de forma inalámbrica y en formato de texto a cualquier ordenador, tablet o smartphone. Además, los científicos aseguran que el sistema "ha sido construido a partir de componentes que cuestan menos de 100 dólares y no requiere síntesis química ni acceso a una sala limpia".
La puntualización responde a que en la actualidad ya existen sistemas de reconocimiento de movimientos que son muy precisos y que están basados en mecanismos ópticos como cámaras o receptores infrarrojos, como los que se utilizan en varias consolas de videojuegos. Sin embargo, según los creadores del guante, este tipo de sistemas son demasiado costosos y poco funcionales si el objetivo es diseñar un sistema portátil.
La idea de los investigadores partía de diseñar su sistema de reconocimiento de movimientos en un guante, ya que éste ofrece una interfaz más intuitiva para la interacción hombre-máquina. Según explican los propios desarrolladores en el artículo científico, que ha sido publicado en la revista 'PLOS One', "a diferencia de otros controles remotos, como un ratón, un teclado o un joystick, los guantes interactúan directamente con las manos humanas".
Esta forma intuitiva de interactuar con la máquina es lo que ha llevado a estos investigadores a asegurar que un guante de reconocimiento de gestos "podría permitir una interfaz más directa" que se podría utilizar tanto para la electrónica de consumo, en dispositivos de realidad virtual y aumentada, como para operaciones más delicadas como la telecirugía o el control de drones.
Para lograrlo antes debían probar que su sistema de reconocimiento de movimientos era eficaz y decidieron hacerlo con el lenguaje de signos. Para ello diseñaron un guante con nueve sensores flexibles, dos en cada dedo y uno en el pulgar, que han sido fabricados con un compuesto piezorresistivo de partículas de carbono incrustado en un fluoroelastómero, una especie de caucho sintético.
Estos sensores detectan la articulación de los nudillos y, una vez captado el movimiento, un microprocesador calcula la letra del lenguaje de signos para cada gesto. Los componentes con los que se han montado los sensores son relativamente baratos y fáciles de obtener y los investigadores estiman que se pueden doblar unas 1.000 veces antes de empezar a perder precisión.
Finalmente, un sistema de bluetooth transmite el texto para su visualización, ya sea en un ordenador o un dispositivo portátil. Tras realizar varias pruebas los investigadores concluyeron que el guante "es capaz de determinar con éxito las 26 letras del alfabeto”.