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INVESTIGACIÓN MÉDICA
Habitualmente no le damos la importancia suficiente a nuestra salud mental. Capacidades cognitivas como el intelecto o el aprendizaje son básicas para nuestro desarrollo. Sin embargo, su deterioro se agudiza con el paso de los años. En el vídeo te contamos a qué edad podríamos empezar a notar estos efectos y cómo podemos frenarlos.
El cuidado de nuestra salud mental es el método de prevención más eficaz frente a otras patologías para nuestro organismo. El hecho de padecer ansiedad o estrés está fuertemente ligado a padecer a la larga problemas de salud mental más severos.
Ansiedad
Esta respuesta del cuerpo frente a los miedos y preocupaciones del día a día hace que en ocasiones nos repercuta de manera desmedida. Un gran número de terminaciones nerviosas participan en la producción de la ansiedad, lo que provoca que las personas con esta afección sientan cualquier estímulo como causa amenazante.
A la larga, esto conlleva que nuestras capacidades cognitivas se vean aminoradas, dado que nuestra mente no les está haciendo todo el caso que debería. La gran influencia que tiene padecer ansiedad se refleja en la pérdida de memoria, disminuyendo la atención y propiciando la aparición temprana de demencia.
Estrés
Otro de los trastornos que debilitan nuestras funciones cognitivas es el estrés. Tanto si su diagnóstico es leve como crónico, este nerviosismo puede causar que nuestras funciones psíquicas se vean gravemente afectadas. No obstante, existen estudios que avalan que el estrés leve o moderado puede influir positivamente en nuestro rendimiento. Por ejemplo, a la hora de realizar un examen, es posible que el estrés generado por la propia prueba incremente nuestras capacidades.
En cambio, una alteración de estos niveles puede causar grandes riesgos en el rendimiento cognitivo. Algunas de las funciones que se pueden ver afectadas por esta razón son la atención, el aprendizaje, la memoria, la toma de decisiones y el razonamiento.
Otras causas del deterioro cognitivo
Los cambios psicológicos suponen una de las causas con más peso a la hora de que nuestro cerebro vaya perdiendo funciones. No obstante, también existen otras causas como por ejemplo los cambios en las relaciones sociales o los propios cambios en el organismo.
El ser humano es un ser social que necesita relacionarse para su total adaptación, por lo que no tener contacto con otras personas puede actuar como un desencadenante del deterioro mental. Asimismo, la pérdida de visión u oído también pueden influir negativamente en que nuestras capacidades cognitivas se vean limitadas.
Aun así, basta seguir unos consejos para comenzar a frenar estos efectos. En el vídeo te explicamos a qué edad comienza la pérdida de capacidades mentales y cómo podemos revertirlas.