La NASA da a conocer una imagen de Júpiter en la que se ve una luz verde
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CONCURSO DE IDEAS
La agencia está buscando manitas que le ayuden a diseñar un escudo protector de naves espaciales.
En 2001, Robert J. Lang, que trabajaba como físico en NASA, dejó su trabajo para dedicarse a su pasión desde niño: el origami. Pronto se convirtió en un maestro del arte japonés del plegado de papel sin necesidad de tijeras y pegamento. Para muestra tenemos su web oficial con sus creaciones.
Puede que la agencia espacial le esté echando de menos ahora, ya que desde finales de julio han lanzado un concurso para financiar ideas basadas en papiroflexia. El reto está en diseñar un escudo plegable que proteja de la radiación a naves y astronautas en viajes al espacio profundo, como futuras expediciones a Marte.
Este componente es crucial para la protección de los medios de transporte espaciales, tanto para naves tripuladas como no tripuladas, y suele estar fabricado en aluminio. La radiación cósmica y solar es perjudicial tanto para las personas -por los riesgos de provocar cáncer- como para los circuitos electrónicos.
Las inscripciones para los manitas en este arte del plegado de papel están abiertas en la web de Freelancer y quizá puedan ayudar a encontrar una manera eficiente de desplegar un escudo contra la radiación. Los científicos a cargo del proyecto valorarán especialmente el ahorro de espacio que se pueda conseguir, ya que los componentes con los que trabajan son muy voluminosos y cualquier reducción supone un desafío.
Otras campañas buscando ideas
No es la primera vez que los ingenieros han echado mano de este arte oriental. A principios de 2017, junto a investigadores de la Universidad Brigham Young, crearon un radiador plegable basado en origami que permite controlar el nivel de pérdida de calor cambiando de forma.
Las anteriores campañas en la plataforma han recibido más de 7.000 participantes de 123 países, con voluntarios que aportan ideas para todo tipo de experimentos, como la construcción de un brazo para un robot de vuelo libre (en la foto superior) que recorrerá a lo largo de este año los inmensos alrededores de la Estación Espacial Internacional.
Lo que más atrae a la NASA del uso de esta disciplina en ingeniería espacial es la forma de conseguir estructuras complejas con formas muy intrincadas en un volumen pequeño, al mismo tiempo de la capacidad de ser desplegadas.