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EN UN ESTUDIO DE LA UNIVERSIDAD DE HARVARD
El hombre de Neandertal es una especie extinta del género Homo que habitó Europa y regiones de Asia occidental desde hace 230 000 hasta 28.000 años atrás, durante el Pleistoceno medio y superior y que probablemente convivió con el hombre de Cromañón, los que son los primeros hombres modernos en Europa.
Para demostrar esta afirmación de que los neandertales eran más refinados de lo que pensábamos, Christian Tryon, un profesor asistente de antropología en la Universidad de Harvard (Estados Unidos) y creador de un seminario de primer curso denominado “Finding your neanderthal inner” (buscando a tu Neandertal interior) le pidió a sus estudiantes que hicieran una serie de actividades; entre otras, les pidió que rompieran piedras y fabricaran sus propias herramientas de la Edad de Piedra desde cero.
“Decir “el hombre de las cavernas” suele ser un término despectivo, tal y como podemos ver en muchos anuncios publicitarios. Por ejemplo, es tan fácil un hombre de las cavernas podría hacerlo pero, eso no es cierto. No es nada fácil hacer estas herramientas de piedra. Quiero que los estudiantes aprendan a apreciar la artesanía y la habilidad conque se dedicaron los neandertales a hacer estas herramientas hace decenas de miles de años, y para sumergirse en hacer lo que, en muchos aspectos, es la tecnología más antigua que existe, creo que es una manera realmente poderosa de apreciar la pasado”, explica Tryon.
El desafío práctico de la fabricación de herramientas de piedra no es la única manera en que los estudiantes en la clase de Tryon lidian con la forma de entender el pasado.
“El contexto más amplio es que la clase culminará con una exposición en el Museo Peabody (Museo Peabody de Arqueología y Etnología en Cambridge, Massachusetts) diseñada por los propios estudiantes”, afirma Tryon. “Así que tendrán que pensar cuántos de nuestros propios sesgos o equipaje cultural transmitimos en lo que ellos decidan poner o no poner, en esa exhibición. Se trata de pedirles que piensen en cómo sabemos lo que pensamos que sabemos sobre el pasado, y cómo lo transmitimos a un público esperanzadoramente interesado”, aclara.
Está claro que la naturaleza práctica de la clase también ofrece a los estudiantes una oportunidad educativa única para entender la historia desde una nueva perspectiva.
“Leer cosas es fantástico, pero si puedo hacerlo, si puedo tocarlo, si lo puedo sentir... creo que es un tipo de aprendizaje y enseñanza muy diferente y activo. Les permite tocar el pasado de una manera que de otra manera no pueden”, concluye el profesor.
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