Astronomía, divulgación, descubrimientos, ecología, innovación...
LAS REDES SOCIALES AYUDAN A DIFUNDIRLOS
Vivimos en una sociedad en la que hemos asociado la diversión y cualquier tipo de celebración con el consumo de alcohol. Lamentablemente, cada vez son más los mensajes que se comparten en los que se dan recomendaciones, totalmente erróneas, sobre cómo emborracharse más rápidamente, el modo de no tener resaca o qué hacer para no dar positivo en un control de alcoholemia.
Nos hemos acostumbrado a que cuando alguien tiene algo que celebrar se abra una botella de cava para brindar o se invite a los amigos y familia a tomar unas copas.
Cada vez es más difícil desligar diversión del consumo de alcohol y, a pesar de las continuas campañas de prevención y aviso sobre lo peligroso que resulta conducir bajo los efectos del alcohol, cada fin de semana hay docenas de personas a las que los cuerpos de seguridad interceptan dando positivo al volante de sus automóviles, en ocasiones en un evidente estado de embriaguez.
Algunos de ellos quedan perplejos porque no saben cómo pueden haber dado positivo si habían seguido al dedillo el consejo que les había llegado a través de una red social y en la cual se explicaban cosas como que tomando dos cucharadas de aceite de oliva antes de ingerir alcohol, éste no aparecería reflejado en el alcoholímetro y darían negativo.
Incluso corre el falso rumor de que comiéndose un yogurt antes de salir de juerga, después no se notará si uno va borracho o no.
Hay quien piensa que si ingiere una cerveza sorbiéndola con una pajita se emborrachará mucho más –y por menos dinero-, pero tampoco es así. Lo que sí podría lograr –dependiendo de la cantidad de cervezas que tome de ese modo- es emborracharse más rápido, ya que beberá a mayor velocidad... pero el grado de borrachera será la misma.
Otro de los mitos muy recurrentes, y que la cinematografía se ha encargado de popularizar, es el que dice que hay que dar un café con sal a una persona que está bajos los efectos del alcohol. Esto no se debe hacer bajo ningún concepto: para lo único que sirve es para dejarle un muy mal cuerpo. El provocar el vómito no le va a quitar la borrachera, y en caso de que se sospeche que esa persona ha bebido demasiado y pudiera entrar en un coma etílico, lo que hay que hacer es acudir a un centro médico, que es allí donde sabrán cómo tratarlo.
También es común pensar que, si se ha ingerido más alcohol del que se debía, bebiendo posteriormente mucha agua la borrachera pasará más rápido, pero tampoco es así. Nuestro hígado puede metabolizar una media de 1,5 decilitros de alcohol por hora, y el hecho de que le vayamos metiendo más líquido –en este caso agua- lo que hará es que se ralentice todo el proceso y el alcohol permanezca mucho más tiempo en nuestro organismo.
Otra cosa es que durante nuestra noche de juerga vayamos alternado una bebida alcohólica con otra que no lo es –como por ejemplo agua-. Esto nos ayudará a que estemos bien hidratados –fundamental al día siguiente para mitigar los efectos de la resaca- y sobre todo para consumir menos bebidas alcohólicas, ya que estaremos sustituyendo parte de éstas por otros líquidos que disminuirán nuestra sensación de sed.
Tampoco es aconsejable salir a correr para ‘sudar el alcohol’, puesto que eso no hará que se elimine más rápidamente, y ni mucho menos evitará que se tenga la correspondiente resaca. Y es que el apartado de mitos sobre las resacas también da para mucho…
¿Quién no ha escuchado alguna vez eso de que para combatir la resaca lo mejor es beber –estando en ayunas- el mismo tipo de alcohol que tomaste la noche anterior? Tampoco te la quita si te bebes un litro de leche fría, o si comes cosas muy dulces –y mucho menos varias cucharadas de azúcar-.
Pero los mitos alrededor del alcohol no se limitan únicamente a las borracheras y sus consecuencias, sino también a nuestra cultura popular. Son muchos los que damos por ciertos porque llevamos años escuchándolos decir, o simplemente porque algún conocido, en quien confiamos plenamente, nos lo ha enviado a través de WhatsApp.
Uno de esos mitos bien asumidos -y falsos- es el que respecta a que los perros San Bernardo llevan colgado un barrilito de brandy. Esto jamás ha sido así: esta invención se originó a raíz de un famoso cuadro pintado durante la primera mitad del siglo XIX por Edwin Henry Landseer, en el que aparecían unos mastines –no eran San Bernardos- socorriendo a un herido en la nieve y uno de los canes llevaba un barrilito.
En realidad –tal y como recomiendan los especialistas- no es aconsejable suministrar bebidas alcohólicas a una persona que presente síntomas de hipotermia, ya que el efecto vasodilatador del licor hará que la sangre vaya hacia otros puntos del cuerpo que no necesitan entrar en calor y que descienda peligrosamente la temperatura de los órganos internos que sí precisan esa sangre caliente.
Otro error muy común es pensar que, por el hecho de estar etiquetadas como 0’0 o sin alcohol, ese tipo de cervezas no contienen alcohol: aunque sea en una pequeñísima medida sí que lo tienen. Eso se debe a la regulación existente –concretamente al Real Decreto que regula la comercialización de cerveza en España, del 20 de enero de 1995- que permite anunciar y vender como ‘bebida sin alcohol’, en este caso la cerveza, aquellas cuya graduación sea menor al 1% en volumen, de ahí que las que se etiquetan de ese modo puedan llevar hasta un 0,9% de alcohol.
Por tal motivo tampoco están exentas las 0’0 debido a que –aunque muy poco- también llevan alcohol: entre el 0’01 y el 0’09 por ciento del volumen.