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SE INSPIRÓ EN UN TROZO DE MADERA HUECA

El estetoscopio, un invento debido a la timidez de un médico

Gracias a la vergüenza de un médico que lo pasaba mal al desnudar a sus pacientes para escuchar su respiración surgió uno de los utensilios clínicos más usados del mundo

René Laënnec y su primer estetoscopio wikipedia y ncbi.nlm.nih.gov

Hasta bien entrado el siglo XVIII los galenos exploraban los sonidos propios del cuerpo de la misma manera que los externos a él: acercando el pabellón auditivo a la fuente de sonido. En algún caso especial el médico era capaz de hacerlo con una imposición de manos en un entorno de silencio absoluto. También se utilizaba la percusión con los dedos sobre la caja torácica para examinar la respuesta de las vibraciones al medio. Aun así, las vibraciones que transmitía el corazón o el sonido del aire atravesando los alvéolos pulmonares eran una fuente limitada de datos por la condicionada capacidad a la hora de percibirlos.

Además, estamos en pleno siglo de las luces, en el que hombres y -sobre todo- mujeres adornaban sus cuerpos con excesivos ropajes y corsés que perturbaban aún más la transmisión de vibraciones. Los doctores tenían que convencer a las pacientes para que se desnudaran y poder así acercar su oreja a sus pechos para facilitar la exploración. En los hospitales, pacientes indigentes y con higiene deficiente también suponían un problema para los recatados médicos de la época.

René Théophile Hyacinthe Laënnec (1781-1826) era uno de ellos. La timidez de este médico francés le impedía el gesto casi obsceno de situar sus labios a escasos milímetros del pecho de sus pacientes, y sufría por ello. Y no solo él.

Su primer estetoscopio surgió de esta obsesiva vergüenza y de ver a unos niños jugando con un trozo de madera hueca en el parque. Como el sonido se propaga mejor encerrado y dirigido por el hueco de un cilindro, pensó que eso le permitía mantener una distancia no obscena entre su oreja y el pecho de las damas que atendía.

Así, durante una auscultación de una mujer joven y muy obesa comprobó cómo con un pequeño cilindro hecho con una simple hoja de papel podría oír mejor sus latidos sin el pudor de tener que desvestirla. Todo ello lo cuenta el Doctor. H. Saintignon, biógrafo, y alumno y del propio René.

René pasó los siguientes tres años probando diferentes materiales para construir tubos y así perfeccionar su diseño. A un pequeño cilindro de madera el doctor le adosó una especie de enchufe enroscado con forma de embudo para conducir mejor el sonido. El conjunto era también desmontable para facilitar el transporte.

Su aportación a la historia de la medicina no solo fue el aparato: René Laënnec es considerado el padre de la auscultación clínica, y autor de las primeras descripciones de las bronquiectasias y la cirrosis y diversas enfermedades pulmonares. En 1819, publicó el primer trabajo sobre la utilización de escuchar sonidos corporales titulado 'Mediar De l'ou Traité du auscultación diagnostique des Maladies des Poumon et du Coeur'. Todo gracias a su timidez y aprensión en la consulta.