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LA PIZZA LIDERA LA CLASIFICACIÓN, PERO HAY MÁS EN TU DIETA
Una vez comenzamos a ingerir ciertos alimentos, nuestro cuerpo nos pide más y más y solo un golpe de fuerza de voluntad puede evitar el atracón. Esta cotidiana escena aprovechada incluso por algunas marcas para promocionar sus productos responde a una realidad: el centro de recompensa y placer del cerebro parece ser algo caprichoso y con ciertos alimentos se comporta de una forma similar que ante el consumo de droga.
Este reciente estudio le ha puesto nombre y apellidos a esos alimentos tan adictivos como para no dejar de ingerirlos hasta que no agotamos sus existencias. Porque, obviamente, no todo lo comestible engancha por igual: donde esté una buena ración de sabrosas grasas y ricos azúcares, que se quite cualquier plato de brócoli.
Así, no parece especialmente sorprendente la ausencia total y absoluta de alimentos considerados como saludables en este singular ‘ranking’ de alimentos adictivos. Sin ir más lejos, los cinco primeros puestos están reservados para la pizza (cuya capacidad para generar adicción está más que demostrada científicamente), pero también están:
- el chocolate,
- las patatas fritas de bolsa,
- las llamadas ‘cookies’
- y el helado.
Nada que aparezca en dietas equilibradas o de adelgazamiento, en definitiva.
Al igual que sucede con el consumo de drogas, ingerir estos alimentos especialmente sabrosos produce una sensación de satisfacción al provocar que nuestro cerebro produzca dopamina.
Y entre esos 25 alimentos más adictivos hay pocas sorpresas: bollería industrial, hamburguesas con queso, refrescos azucarados, beicon, queso o pollo frito son otros de los productos que más enganchan desde el estómago.
No obstante, se cuela algún que otro producto que solemos relacionar con un tipo de alimentación sano: el agua y las barritas energéticas también son adictivos.
Revisa, finalmente, si tu dieta contempla también éstos otros, porque son droga dura también: palomitas con mantequilla, cereales, golosinas, filetes, magdalenas, frutos secos, huevos, pechuga de pollo, pretzels o crackers.