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¿Un inmunosupresor para tratar la alopecia?
Un estudio de la Universidad de Mánchester sugiere que un medicamento para evitar el rechazo en los pacientes trasplantados también puede actuar en los folículos capilares. Con un tratamiento poco invasivo, el pelo volvería a crecer y el paciente no tendría que sufrir los efectos secundarios o las molestias de otro tipo de remedios.
¿Un inmunosupresor para tratar la alopecia? Eso parece, y al igual que la penicilina se descubrió por casualidad, este ha llegado de chiripa. Unos investigadores han descubierto que un compuesto activo se dirige a los folículos del cuero cabelludo para estimular ese crecimiento.
El medicamento, la ciclosporina A, estaba diseñado para todo lo contrario: aprobado en 1983, se le administra a las personas que han recibido un trasplante para evitar el rechazo y las enfermedades autoinmunes. Curiosamente, tiene muchos efectos secundarios, como un crecimiento imprevisto del cabello. “Nunca [el fármaco] se había tenido en cuenta en un contexto de pérdida de cabello”, ha dicho Nathan Hawkshaw, coautor del estudio.
Para llegar a esa conclusión, el equipo de investigadores, de la Universidad de Mánchester, analizó los compuestos del medicamento y luego la genética de los folículos capilares de unas personas que habían pasado por un trasplante capilar y habían sido tratadas con ciclosporina A.
Así, concluyeron que este puede frenar la acción de la SFRP1, una proteína culpable de que no crezcan los folículos capilares. Y no ha sido el único descubrimiento: el WAY-316606, desarrollado en un principio para la osteoporosis, también actúa sobre la SFRP1 con el mismo éxito.
Tras este descubrimiento, los científicos esperan desarrollar algún producto con el que hacer frente a la calvicie, tras pasar por los pertinentes estudios clínicos con este medicamento o con otros componentes activos. Con el descubrimiento, además, las nuevas investigaciones se pueden centrar en el SFRP1 del cuerpo humano.
De esta forma también se podrían reducir los injertos capilares, bastante agresivos, porque implican seccionar el cuero cabelludo. Si bien estos injertos suelen tener bastante éxito, es mucho más cómodo y fácil tomar un producto, y acabaría con el malestar que para muchas personas significa perder la melena.
Estos trasplantes no son las únicas opciones para hacer frente a la alopecia hasta ahora: otros fármacos que ya existen, como el minoxidil o la finasterida, pueden tener algunos efectos secundarios (picazón, disfunción eréctil…), y en ocasiones el resultado no es el deseado. La idea es, en definitiva, que cualquier nuevo avance sirva para lo mismo pero sin hacer sufrir tanto al paciente, con tajo en el cuero cabelludo o sin él.