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LA MITAD DE POBLACIÓN TIENE SUEÑOS ERÓTICOS

Un estudio confirma que lo raro es tener fantasías sexuales normales

El voyerismo, el fetichismo o el masoquismo son preferencias sexuales más habituales de lo que piensas. De hecho, casi la mitad de la población tiene estas fantasías consideradas generalmente como desviadas.

Una fantasía sexual complicada Pexels

Cuando nos imaginamos manteniendo relaciones sexuales, dejamos volar la imaginación más de lo que pensamos. Un estudio publicado en 'Journal of Sex Research' en el que han participado 1.040 personas de los dos sexos demuestra que nuestras preferencias en la cama no son precisamente normales.

El 45% de los encuestados afirmó sentirse atraído por al menos un comportamiento sexual considerado como parafílico o desviado según el 'Manual diagnóstico y estadístico de los trastornos mentales' de la Asociación Estadounidense de Psiquiatría.

Además, un 33% reconoció haber practicado esas ensoñaciones eróticas. Eso sí, no todas las fantasías sexuales consideradas como desviadas o atípicas tienen el mismo éxito.

El 35% de los encuestados se mostró interesado por el voyerismo, para disfrutar contemplando actitudes eróticas de terceros; el  26% por el fetichismo,  ya que consideraban alguna parte del cuerpo o una prenda como objeto de deseo; y al mismo porcentaje le atraía el 'froteurismo' o la excitación gracias al rozamiento del órgano genital con el cuerpo de otra persona sin su consentimiento.

Pensar que el dolor o la humillación pueden provocar placer sexual no es tan raro como nos creemos: el 19% de los encuestados afirmó que entre sus fantasías sexuales estaba el masoquismo.

Los investigadores han demostrado además que los hombres están más interesados en las fantasías parafílicas que las mujeres. Eso sí, las féminas también las tienen.

De hecho, a las que les gustaba la sumisión sexual tenían unas preferencias en la cama más variadas y  una vida íntima más satisfactoria. Por tanto, este estudio demuestra que las conductas consideradas como anormales son, en realidad, habituales.