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PREJUICIOS EN EL LABORATORIO
Un estudio muestra que las personas sociables y con buena presencia no parecen buenos científicos para la mayoría de la gente.
Decía George Steiner que “los estereotipos son verdades cansadas” y no le faltaba razón. Que los seres humanos están cargados de prejuicios es una realidad conocida y con los científicos no hemos hecho una excepción. En este sentido, un reciente estudio ha mostrado que los científicos más atractivos son vistos como menos competentes, aunque más interesantes.
La difusión de la ciencia es cada vez más importante, tanto para la opinión pública, como para muchas decisiones políticas. Existen multitud de temas de la agenda mundial que requieren de conocimiento científico a la hora de ser abordados, como el cambio climático o los transgénicos. Esta realidad ha llevado un equipo de investigadores a analizar cómo influye la apariencia de los científicos a la hora de propagar una noticia sobre un hallazgo.
“Identificamos los rasgos que generan interés en el trabajo de un científico y la percepción sobre la calidad de su trabajo y demostramos que las impresiones basadas en el rostro influyen tanto en la selección como en la credibilidad de las noticias científicas”, explican los autores del estudio.
Sus conclusiones, por esperadas, no dejan de ser interesantes. Según aseguran los investigadores en un artículo publicado en la revista 'PNAS', “el atractivo [de los científicos] aumenta el interés [en su trabajo] pero disminuye la calidad percibida”. Es decir, que los investigadores más atractivos resultan menos fiables.
El estereotipo del científico en el cine
Un resultado predecible, teniendo en cuenta que la imagen habitual de los científicos en la cultura popular está muy sesgada en este sentido. Basta hacer un repaso de los científicos del cine o la televisión para comprobar que el ejemplo más habitual de científico es el de un individuo (generalmente un hombre), poco agraciado físicamente y con ciertas limitaciones sociales.
Sin embargo, el resultado no deja de ser llamativo porque otros estudios han demostrado que, en general, solemos atribuir más características positivas a las personas más atractivas, algo que no sucede en este caso y a lo que los autores de este estudio no han podido dar respuesta.
Para llegar a esta conclusión los científicos realizaron una serie de experimentos con dos grupos de voluntarios, a los que les mostraron más de 600 fotografías de científicos. El primer grupo debía evaluar tanto el atractivo físico de los investigadores como su inteligencia o su competencia profesional, junto a otros atributos. El segundo debía decidir si la persona de la fotografía era un buen científico o no.
Pero los autores del estudio también querían averiguar cómo afecta esta percepción a la difusión de la ciencia, así que llevaron a cabo un segundo experimento en el que ofrecieron noticias reales a los voluntarios para valorar cuáles les resultaban más atractivas y más creíbles.
Los resultados mostraron que los participantes “eran más propensos a elegir historias que provenían de científicos atractivos, especialmente al seleccionar las noticias en video”, mientras que las noticias que eran identificadas como de mayor calidad eran las que se basaban en estudios llevados a cabo por investigadores que encajaban en el estereotipo de "buenos científicos”. Es decir, feos.