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UN ESTUDIO CUESTIONA EL MÉTODO EMPLEADO EN LA RESOLUCIÓN DE CRÍMENES

¿Es fiable el reconocimiento de criminales en fotografías?

Debido a fallos cruciales en la identificación de criminales, el sistema judicial estadounidense modificó la forma en la que se valoraban los testigos en casos criminales, y minimizó la importancia del testimonio de un testigo ocular. Un nuevo estudio científico sugiere que este cambio podría estar resultando más negativo que positivo. Un equipo de investigadores de la Universidad de California en San Diego (EEUU) en colaboración con el departamento de Policía de Houston, Texas, ha llevado a cabo un experimento sobre el reconocimiento de criminales en fotografías.

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El testimonio de un testigo presencial ante un suceso tiene un valor bastante relevante dentro del desarrollo de un proceso penal. Sin embargo, debido a que la memoria de los testigos de los casos tiende a estar sujeta a presión, y las transcripciones de sus recuerdos pueden tener también interferencias externas, la fiabilidad de sus comentarios despierta el interés y la preocupación del campo de la psicología de cara a dar por válidos o no a nivel legal estas importantes declaraciones de testigos presenciales.

La declaración de un testigo presencial puede implicar muchos aspectos, entre los que podemos destacar como más valioso la posibilidad de identificar criminales a través de fotografías; de hecho, en la práctica judicial, la Policía pide ayuda a los testigos para determinar la identidad de los delincuentes para avanzar más efectivamente en sus correspondientes casos abiertos.

Pero, ¿es fiable este modus operandi?
Debido a fallos cruciales en la identificación de criminales, como las múltiples condenas en Estados Unidos a supuestos violadores que finalmente han resultado ser inocentes, el sistema judicial estadounidense ha modificado la forma en la que se valoran los testigos en casos criminales. Animan al jurado a minimizar la importancia del testimonio de un testigo ocular y a dudar de la confianza de sus palabras respecto a lo que ellos piensan que realmente vieron. Ahora, un nuevo estudio científico sugiere que este cambio podría estar haciendo a la justicia más mal que bien.

Las declaraciones de los testigos presenciales son arriesgadas, nadie duda de ello. Las pruebas de ADN han ayudado a exonerar desde los años 90 a cientos de personas que previamente habían sido acusadas de delitos de mayor o menor gravedad, donde la identificación errónea de un testigo representó el punto crucial en el proceso.

Para arrojar un poco de luz sobre este controvertido tema, un equipo de investigadores de la Universidad de California en San Diego (EE.UU.), en colaboración con el departamento de Policía de Houston, Texas, llevaron a cabo un experimento con 348 robos producidos en 2013 en el que estuvieron involucrados muchos testigos y un solo sospechoso. Los policías presentaron seis fotografías a los testigos y estos tenían que señalar quién creían que era el posible ladrón con un grado de confianza en su respuesta de 0 a 3.

¿Es la confianza un buen indicador de la precisión del testimonio? Los investigadores observaron que los testigos oculares que estaban más seguros de su elección eran más propensos a identificar a los sospechosos correctamente; concretamente, el 75% de las ocasiones acertaron; acusaron falsamente a menos del 20% y el resto del porcentaje representó los momentos en los que no podían estar seguros de su respuesta.

Estos resultados no evidencian que los testigos no sean propensos a tener recuerdos falsos, pero el tiempo es clave. “Hay que prestar atención a la confianza expresada sólo en la identificación inicial del testigo. Una vez que un testigo llega a los tribunales para dar testimonio, los falsos recuerdos pueden haberse cristalizado”, exponen los autores.