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ESTOS ANIMALES SON MÁS DESPEGADOS QUE LOS PERROS
Del clásico Micifuz a otros de tu invención, cualquier palabra es buena para denominar a tu gato o gata y llamarlos cuando quieres que te hagan caso. Sin embargo, los felinos te ignoran. ¿Son sordos? ¿No han aprendido aún su nombre? En realidad, es que son pasotas. Y no lo dice la sabiduría popular, sino la mismísima ciencia.
Un estudio de la Universidad de Tokio, publicado este año, se ha centrado en los gatos domésticos. Su hipótesis era que distinguirían el nombre de otras palabras, porque estaría asociado a recompensas como juegos o caricas. Para ello, estudiaron a 78 mininos, que estaban en casas y en una cafetería para gatos.
El experimento consistió en reproducir grabaciones de sus nombres tras las reproducciones de otros nombres de gatos y de sustantivos. Filmándolos en vídeo, los investigadores analizaron si había algo en la respuesta de los animales, como un movimiento de la cabeza, la cola o las orejas, o si se movían. Cruzaron esta información con datos sobre si los animales estaban familiarizados con las personas que hablaban, y además vieron imágenes de los dueños jugando con los animales.
Con todo ello, concluyeron que, la mayoría de las veces, los gastos distinguían sus nombres de otras palabras. Daba igual que los pronunciaran sus dueños u otras personas. Incluso, sabían diferenciarlos de otras palabras similares. Así, a pesar de que distinguen su nombre y nos identifican, deciden pasar de nosotros y obviar nuestras órdenes.
Esto contrasta con la experiencia de los dueños de los perros. Estos animales acuden a su voz con facilidad, y se les puede entrenar para identificar órdenes, como el conocido “Sit!” para sentarse.