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LO HA ANALIZADO UN GRUPO DE CIENTÍFICOS
Corría el minuto 95 de los octavos de final de la Liga de Campeones del pasado año cuando el F.C. Barcelona obró un milagro deportivo. El brasileño Neymar templó un balón al área y Sergi Roberto lo empujó al fondo de la portería del París Saint Germain. Era el sexto gol del equipo culé, un tanto que certificaba una remontada histórica y que hizo vibrar al estadio y a media ciudad.
Tal fue la emoción vivida en el Camp Nou, que a medio kilómetro del lugar, en el Instituto de Ciencias de la Tierra Jaume Almera (ICTJA), un equipo de científicos detectó el seísmo causado por la celebración de la afición culé. Los goles de su equipo habían generado un pequeño temblor en la ciudad condal.
“Hemos analizado los registros sísmicos obtenidos por una estación sísmica de banda ancha instalada en el instituto ICTJA, ubicado cerca del centro de la ciudad de Barcelona”, explicaron los científicos en la Asamblea General de la Unión Europea de Geociencias que se celebró en Viena la semana pasada.
En realidad, la estación utilizada se instaló para presentar a los visitantes algunos resultados curiosos durante las ferias de ciencia y otros eventos de divulgación que organiza el centro. La idea de los investigadores con este tipo de medidas es “presentar las ciencias de la tierra a un público más amplio”.
Por ejemplo, con esta estación también se ha medido la actividad sísmica generada por otros eventos que han tenido lugar en el estadio, como conciertos de rock. Los investigadores analizaron las vibraciones recogidas durante el concierto que ofreció Bruce Springsteen en 2016 y observaron como los patrones entre ambos eventos son muy diferentes.
Los patrones del concierto tienen una estructura más definida y la energía liberada durante el evento se distribuye en lo que se conoce como estructuras armónicas, algo que obedece al ritmo de la música y que va cambiando entre canción y canción.
Sin embargo, comprender la propagación de ondas sísmicas generadas por eventos culturales, como partidos de fútbol o conciertos de rock, también permite hacerse una idea del alcance de estas prácticas y el análisis de los datos ha permitido inferir resultados que pueden ser de interés en diversos campos.
“Este tipo de resultados son una evidencia de que los sismómetros urbanos son una herramienta robusta y fácil de usar”, aseguran los investigadores, y que se pueden recoger datos sobre cómo vibran las distintas infraestructuras de una ciudad con el tránsito o uso habitual de las personas, una información que podría ser de utilidad para los ingenieros.
El proyecto entra en lo que se conoce como sismología urbana, un campo de investigación activa en los últimos años y cuyos objetivos no son solo sismológicos, sin también prácticos, como la monitorización del tráfico o la topografía de edificios históricos.