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DESCUBREN UN MÉTODO CONTRA LAS FOBIAS
El miedo es natural y bueno, porque nos ayuda a protegernos de las amenazas. Pero en un grado excesivo o innecesario puede convertirse en un verdadero problema. Ahora, un grupo de investigadores ha encontrado una forma para 'eliminarlo'.
Lo que para muchos es una bonita tarde lluviosa de otoño, para Ana supone una auténtica pesadilla. Cuando el hombre del tiempo anuncia tormenta, tiene que alejarse de las ventanas y poner la radio a todo volumen. Porque cada vez que escucha la lluvia golpear el suelo con fuerza, cada vez que cae un rayo, cada vez que un trueno hace retumbar las puertas de su casa, no puede evitar que su corazón bombee con fuerza y se le pongan todos los pelos de punta.
Por suerte para ella, en un futuro su astrafobia -que así se llama su miedo a las tormentas- se podrá esfumar. Investigadores de la Universidad de California han desarrollado una terapia que permite borrar selectivamente recuerdos asociados con el miedo. "Las sinapsis entre las células cerebrales que perciben un estímulo, por ejemplo un sonido, y la amígdala -el centro del miedo de la sesera humana- se vuelven más intensas después de una experiencia traumática o en el caso de fobias", aclara Jun-Hyeong Cho, responsable del estudio.
Cho y sus colegas pensaron que la mejor estratagema sería debilitar la señal que se intercambia entre esas neuronas concretas que responden desatando un miedo desproporcionado a sonidos, imágenes y otros estímulos. Y estaban en lo cierto. Después de una serie de experimentos consiguieron suavizarla mediante técnicas de optogenética, es decir, usando disparos de luz. Para su satisfacción, el pavor que hasta ese momento sentían los pacientes desapareció. Tenían entre las manos una 'goma de borrar' para el miedo.
Claro que no se trata de convertirnos en 'juanes sin miedo' que no temen a nada. Entre otras cosas, porque el temor a situaciones peligrosas es necesario para sobrevivir. Sin embargo, hay miedos patológicos que nos causan más daño que beneficio, como ocurre en el caso de las fobias o del estrés postraumático. Por ejemplo, que un superviviente de un accidente de tráfico reviva su trauma cada vez que se sube a un coche no le hace ningún bien.
El borrado selectivo de miedos podría tener otras aplicaciones. Sin ir más lejos, Cho recuerda que existen casos en que un estímulo genera una respuesta cerebral de recompensa desproporcionada, origen de muchos comportamientos adictivos. Estas adicciones, asegura, se podrían 'borrar' también aplicando la optogenética.
No va muy desencaminado. Hace unos meses, científicos canadienses consiguieron también borrar miedos patológicos en ratones eliminando selectivamente con técnicas genéticas las "neuronas de los recuerdos traumáticos". Y demostraron que la misma técnica podía usarse para hacer desaparecer el recuerdo de la cocaína de ratones adictos a la droga. Su potencial, aseguran, es mayor de lo que imaginamos.