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PRIMERAS VOCES PÚBLICAS RESPECTO AL FUTURO DESARROLLO

Impuestos para robots: a tu empresa no le compensará cambiarte por una máquina

En los próximos años, millones de robots ocuparán puestos de trabajo que ahora desarrollan humanos. ¿Qué se puede hacer al respecto?

Así están tratando de incorporar emociones a los robots en Japón MsSaraKelly en flickr cc

En Silicon Valley hay un robot capaz de hacer pizzas. Dicen quienes las han probado que están muy buenas. Sea cierto o no, el hecho es que Domino's Pizza ya ha expresado su voluntad de introducir la máquina en sus establecimientos

Es sólo un ejemplo ilustrativo de la próxima gran revolución tecnológica que se avecina. Una revolución que plantea una pregunta evidente, seas o no pizzero: ¿cómo evitaremos que los robots destruyan millones de puestos de trabajo?

La respuesta corta es: no podremos. Pero hay varias propuestas para que eso no devenga en una crisis económica global. La semana pasada Bill Gates desveló la suya: la creación de un impuesto para los robots, propuesta que ha tenido eco en uno de los principales candidatos en las elecciones francesas.

En una entrevista concedida a la web Quartz, Gates argumentó que esta medida podría equilibrar la inevitable sustitución de humanos por máquinas en ciertas industrias. "Pensemos en un trabajador que en estos momentos genera, digamos, 50.000 dólares en una fábrica. Esos ingresos se gravan, hay un impuesto sobre la renta, el impuesto de la Seguridad Social, todas esas cosas. Si un robot llega para hacer lo mismo, se podría pensar que ese robot debe tributar a un nivel similar".

Gates no tiene claro quién debería pagar esos impuestos, si la fábrica, la empresa robótica o ambos, pero está convencido de que esta cuestión debe colocarse en el centro del debate. Y lo cierto es que ya empieza a estarlo. En febrero, la Unión Europea debatió una propuesta llamada 'robot tax' (literalmente: "impuesto robot").

El objetivo era cargar impositivamente a los propietarios de un robot, dinero que se emplearía en la formación de los trabajadores que son sustituidos por máquinas. La UE, sin embargo, rechazó la propuesta. Según los abogados de Bruselas, el impuesto es una mala idea. ¿El motivo? Podría implicar, dicen, un frenazo a la innovación.

Bill Gates lo ve de otra manera. "En un momento en que la gente está diciendo que la sustitución de personas por robots supone una pérdida, deberíamos estar dispuestos a elevar los impuestos e incluso a reducir la velocidad de esa adopción para averiguar qué pasa con las comunidades donde esto tiene un impacto particularmente grande".

La Federación Internacional de Robótica (IFR), que es una ONG multinacional con sede en Frankfurt, se centra en promover y proteger la industria robótica. Eso implica que gran parte de su trabajo se centra en labores lobistas y que, por supuesto, están en completo desacuerdo con Bill Gates. Consideran que el impuesto robot tendría un impacto muy negativo en la competitividad y el empleo.

Sea cual sea la medida que acabe imponiéndose, Gates insiste en desarrollar mecanismos para que la innovación genere ilusión y no miedo. "Y como sabe", concluye, "los impuestos son, sin duda, una medida mejor que la prohibición".

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