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LA EVOLUCIÓN ANTE SUS OJOS

Los increíbles hallazgos del matrimonio que siguió a Darwin durante cuarenta años

El matrimonio formado por Peter y Rosemary Grant ha protagonizado el más fascinante episodio de la biología evolutiva en el último medio siglo.

El matrimonio Grant han seguido los pasos de Darwin durante cuatro décadas Princeton

Daphne Mayor es una pequeña isla volcánica del archipiélago de las Galápagos (Ecuador). Se encuentra inhabitada por seres humanos, pero es el lugar perfecto para que multitud de aves vayan al suelo del cráter en parejas en temporada de cría. Entre ellas están las catorce especies de Pinzón de Darwin, que el padre de la evolución descubrió durante su viaje de cinco semanas a las región.

El matrimonio Grant llegó a la isla en 1973 siguiendo los pasos de Darwin, aunque él no pisara la isla en el viaje que le sirvió para sentar las bases de la selección natural. Su primera misión fue estudiar a los pinzones del género Geospiza, los pájaros que ayudaron a Darwin en sus averiguaciones, pero tras un minucioso estudio de varios años los Grant vieron pasar ante sus ojos aquellos cambios que en 'El origen de las especies' (1859) se describían como “cambios lentos, que tienen lugar durante siglos”.

Los pinzones mutaron más rápido de lo que se pensaba para hacer frente a adversidades metereológicas, escasez de alimento o la aparición de competidores.. Aunque esperaban visitarlo durante unos cuantos años, nunca pensaron que pasarían tantas temporadas en una tienda de campaña colocada en el único lugar de la isla en el que los acantilados dan tregua.

Lo tenemos todo para una historia perfecta a cámara lenta: un escenario perfecto, unos protagonistas tenaces y unos secundarios a la altura de los investigadores.

Evolución es adaptación

Los Grant estuvieron en Daphne Mayor en la escasez y en la abundancia, aunque esta expresión suene a votos matrimoniales. Años de aguaceros y años de sequía, años de buenas y malas temporada de cría de polluelos.

En 1977, un año de fuerte sequía, solamente sobrevivió el 15% de pinzones, pero las especies que tenían pico grande sobrevivieron mucho mejor al poder romper frutos grandes. Seis años después la lluvia ayudó a reblandecer las semillas pequeñas, el alimento ideal de los pájaros con pico pequeño.

Pero el gran fenómeno tuvo lugar en 1981, cuando un nuevo pinzón aterrizó a la isla cual invasor en la época colonial. Al principio lo llamaron 'Big Bird' (Pájaro Grande) y no fue hasta comenzado en siglo XXI cuando fueron totalmente conscientes de lo que habían estado presenciando.

El caso de Big Bird

El nuevo pinzón es un híbrido entre un pinzón de pico mediano y un pinzón que se alimenta picoteando cactus, dando como resultado un pájaro con cuerpo robusto y una cabeza portentosa.

La mayoría de pinzones prefieren aparearse con los de su misma especie, ya que incluso cada una tiene su propio canto. Pero pueden elegir no hacerlo y cruzarse con otros pinzones, ¿el instinto de supervivencia gracias a la evolución?

El repertorio de este pájaro era totalmente distinto. No nos referimos a sus cantares, sino a los trucos que usan para alimentarse, mucho más variados que el resto de especies. Y con un pico mediano que le hizo convertirse en patriarca de la isla durante sus trece años de vida.

Su descendencia formó un auténtico clan y pronto comenzaron a reproducirse solamente entre los de su clase, formando un linaje que ha durado treinta años y siete generaciones, como cuenta Jonathan Weiner, autor de 'El pico del pinzón', ganador del Premio Pulitzer en 1995.

El matrimonio Grant tiene ahora 77 años y más dificultad física para viajar cada año a la isla, pero puede que haya sido testigo del nacimiento de una nueva especie. De forma lenta, sin cerciorarse de ello de repente, pero no con una lentitud darwiniana.

Han vivido algo muy grande en la historia de a evolución y son conscientes de ello. Toda su gran aventura está recogido en su libro '40 años de evolución'.