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LEO HARLEM LO TENDRÁ AHORA MÁS FÁCIL
A menudo los chistes que consideramos malos son los que más gracia hacen. Suele tratarse de expresiones muy simples y muchas veces sin sentido. No obstante, según sugiere un reciente estudio, ese es precisamente el secreto de su éxito.
Los autores del trabajo, publicado en ‘Journal of Memory and Language’, han encontrado una fórmula matemática capaz de predecir cuán gracioso será un chiste. Partieron de las enseñanzas del filósofo alemán Arthur Schopenhauer, que decía que nos reímos al percatarnos de la incongruencia entre un concepto y los objetos reales con los que lo relacionamos. Es decir, lo que nos cuentan o vivimos no concuerda con nuestras expectativas.
Para cuantificar el efecto, decidieron aplicar la ecuación de entropía de Shannon, que sirve para estimar la predictibilidad de un evento. Eligieron una serie de palabras sin sentido, y le dieron un valor de predictibilidad según la combinación de letras que tenían.
Después, pidieron a 968 estudiantes que evaluaran la gracia que tenían esos vocablos. Comparando los resultados con el valor de cada término, se dieron cuenta de que las palabras menos predecibles eran, efectivamente, las más graciosas.
Sin embargo, las palabras no lo son todo. Un estudio anterior analizaba la influencia de la estructura del chascarrillo: los mejores chistes tienen dos personajes diferentes que interactúan entre ellos hasta cinco veces.