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¿BYE BYE, VASECTOMÍAS?
La investigación científica lleva por caminos raros. Como a un equipo de la Universidad de Osaka, que estudiaba los efectos de los tratamientos inmunosupresores, que se ponen a pacientes transplantados para evitar que rechacen el nuevo órgano.
Pues bien, desde aquí acabaron probando un posible anticonceptivo masculino en ratones. Un viaje que puede parecer con muchas curvas pero que narran lineal y claramente en la revista 'Science'.
El artículo comienza hablando de dos medicamentos inmunosupresor, ciclosporina y tacrolimus. Para evitar que el sistema inmunológico ataque los injertos, consiguen inhibir una proteína, llamada calcineurina, que activa a los linfocitos T, que son los glóbulos blancos sanguíneos que atacan a los células extrañas.
Sin embargo, los investigadores comprobaron con ensayos en ratones que estos tratamientos tenían consecuencias, no solamente en la producción o maduración de los espermatozoides, sino que también perdieron su movilidad. Resumiendo: estos fármacos no solamente dejaban KO a la calcineurina, también dejaban fuera de juego a los 'soldaditos' reproductores.
A continuación, los japoneses rizaron más el rizo en nuevos experimentos. Modificaron genéticamente a los ratones macho para que no generaran calcineurina. Siguieron produciendo gametos, pero no tuvieron descendencia.
Incluso observaron el interior del útero de las hembras utilizando una técnica – Fluorescence in situ Hybridization (FISH)- para hacer los esperamatozoides fluorescentes. Vieron que el número de ellos era inferior al habitual, pero esto todavía no explicaba la infertilidad de los ratones.
Un paso más en la investigación fue intentar una fecundación 'in vitro' con un óvulo y un espermatozoide de los ratones modificados genéticamente. En este momento, entendieron que era imposible que los espermatozoide penetraran en el óvulo, porque no podían pasar a través de la zona pelúcida, una barrera protectora situada fuera de los gametos femeninos.
¿Cómo llegaron a esta conclusión? No fue porque el flagelo del espermatozoide (la cola, hablando llanamente) fuera muy lento para traspasar esa zona, ya que su movimiento era normal. Lo que observaron es que los núcleos del esperma normal y el del alterado se diferenciaban en que el de este último era muy flexible. Sin calcineurina era imposible atravesar a toda mecha la zona pelúcida para fecundar el óvulo.
Los autores creen que se puede abrir una nueva vía para desarrollar una píldora masculina química para los hombres. Hasta ahora se había probado a bloquear la producción de esperma, pero con este nuevo enfoque no haría falta llegar a este punto. Había que buscar una molécula que apuntara a la calcineurina de los espermatozoides.
Según los experimentos realizados habría que esperar unos cinco días para neutralizar la eficacia de los gametos masculinos. Un tratamiento así podría poner fin a las vasectomías. Y es que “todo esperma es sagrado”, como cantaban los Monty Python en 'El sentido de la vida'.