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Por los pelos
Esta pregunta se puede enfocar desde diversas perspectivas. En primera instancia, se debe a razones puramente bioquímicas. Su crecimiento se debe a la estimulación de los poros faciales masculinos por parte de la dihidrotestosterona (DHT), una hormona sexual derivada de la testosterona, y con mucho más potencia que la anterior, que afecta al crecimiento del vello facial incluso después de la pubertad. Paradójicamente, ésta es también la hormona culpable de la calvicie.
En el caso de las mujeres, su nivel de DHT es tan bajo que, generalmente, no provoca ni la aparición de vello facial ni alopecia.
Por otra parte, a nivel histórico, el vello facial masculino se ha atribuido a la sabiduría, estatus social o incluso a la potencia sexual. Por ejemplo, los antiguos griegos veían la barba como símbolo de virilidad. A esos espartanos que mostraran cualquier signo de cobardía, se les afeitaban sus barbas. Sin embargo, casi todos los hombres romanos empezaron a ir bien afeitados, ya que se convirtió en un signo diferenciador entre ellos y los griegos.
Así pues, a lo largo de la historia el vello facial ha servido como elemento diferenciador de culturas, o incluso de ideologías, como ocurrió con el resurgimiento de las barbas en el movimiento hippie de los años sesenta como forma de protesta.
Pero si pensamos en razones evolutivas y en nuestros inicios como ser humano, vemos que eran los hombres los que menos tiempo pasaban dentro de las cuevas, ya que eran los encargados de salir en busca de comida. Por este motivo, es lógico que necesitaran no sólo una protección ante el frío, sino también ante los rayos solares. Por otra parte, el vello facial espeso protege mejor el mentón, la mandíbula o incluso los dientes de posibles golpes y agresiones. Otra razón evolutiva de la barba podría ser su uso como camuflaje a la hora de ir a cazar.
Sin duda, la barba en el hombre es equivalente a la melena de los leones machos. Se podría pensar que al igual que el rey de la sabana, los hombres también parecen más grandes, fuertes y amenazantes cuando llevan barba. Sin embargo, estudios revelan que la barba es un elemento más influyente en la competición entre hombres que no propiamente en la atracción de mujeres.
Desde los hombres de las cavernas hasta los hipsters, las barbas han evolucionado con nosotros por motivos biológicos, culturales e históricos.