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EL PELIGRO DE LOS RAYOS SOLARES

Por qué puedes quemarte aunque estés bajo la sombrilla

En verano el sol nos afecta más que nunca. Una buena protección puede evitar que nuestra piel se exponga a peligros innecesarios. Sin embargo, puede que estar a la sombra no sea la mejor solución.

Durante las vacaciones de verano, solemos estar más expuestos a los rayos solares. En la playa, en la piscina o en la montaña, nuestra piel es más sensible a posibles quemaduras de más o menos gravedad. Por este motivo, la protección que elijamos es fundamental para prevenir enfermedades como el melanoma. Sin embargo, no todo nos protege de la misma manera y no siempre la sombra evita que nos quememos.

La Organización Mundial de la Salud nos recomienda evitar la exposición al sol en las horas de mayor riesgo, entre las 11:00 y las 15:00 horas, y protegernos de la radiación ultravioleta con cremas, ropa y sombra. No obstante nos recuerda algo: la sombra no elimina el peligro de los rayos solares, aunque lo reduce hasta en un 50%, y el suelo puede reflejar la radiación. Por ejemplo, la arena blanca de una playa puede reflejar hasta el 15% de los rayos UV, por lo que, aunque estemos bajo la sombrilla, el riesgo de quemaduras existe.

¿Qué es más efectivo entonces? ¿Utilizar crema solar o una sombrilla?

Un estudio realizado por dermatólogos del Centro Médico de Lagone, Nueva York, concluyó que la sombra de una sombrilla de playa, por sí sola, no proporciona protección suficiente durante la exposición prolongada a los rayos UV.

En esta investigación se expuso al sol de una playa durante tres horas y media a 81 sujetos. Unos estaban bajo la sombrilla mientras que otros se habían protegido con crema solar. El 78% de los que se encontraban a la sombra desarrollaron quemaduras, frente al 25% de los que usaron loción de alto factor protector. De este modo, ni la sombra ni la protección solar evitan al 100% el riesgo de quemaduras, aunque este puede reducirse considerablemente si se utiliza una combinación de ambos elementos.

¿Y qué ocurre si nos protegemos con ropa?

Según la American Cancer Society la ropa puede protegernos de los rayos UV dependiendo del tipo de prenda, del tejido y del color de la misma.

Las camisetas de manga larga, los pantalones largos y las faldas largas cubren un mayor porcentaje de piel, lo que hace que la protección sea mayor. Además, las prendas de colores oscuros, que reflejan menos la luz, generalmente protegen más que las de color claro. Lo mismo ocurre con el tipo de tejido: cuanto más tupido sea, mayor será la protección.

Sin embargo, hemos de tener en cuenta que, si podemos ver la luz a través de la ropa, los rayos UV pueden penetrarla y afectar a nuestra piel. Es decir, la ropa tampoco es infalible a la hora de protegernos de la luz solar.

En los últimos años, muchas compañías han comenzado a fabricar tejidos ligeros que cuentan con una protección añadida hacia los rayos UV. Esta ropa puede contar con una etiqueta en la que pueda leerse el valor del factor de protección a la radiación ultravioleta (UPF) en una escala del 15 al 50+. Hay ciertas sombrillas de playa que también están fabricadas con estos tejidos preparados para absorber una mayor cantidad de rayos UV.

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