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PSICOLÓGICAMENTE IMBORRABLE

La primera impresión sí cuenta

Un reciente estudio concluye que las personas tienden a juzgar a los demás por la impresión que les causa una primera imagen de la persona, después incluso de haber interactuado con ella.

Putin y ObamaEFE

Dice el refrán que no juzguemos un libro por su portada, y no son pocas las personas que tratan de no juzgar a los demás por una primera impresión. Sin embargo, un grupo de científicos ha demostrado recientemente que hacemos caso omiso a esta recomendación popular. De hecho, hacemos justamente lo contrario, incluso tras haber leído unos cuantos capítulos.

El trabajo ha sido realizado por un equipo de investigadores de la Universidad de Cornell, que han demostrado que la gente sigue viéndose influenciada por la impresión que les causa una primera imagen de otra persona, incluso después de interactuar con ella durante un tiempo.

Para comprobar esta hipótesis los investigadores realizaron un experimento con 55 personas a las que se les daban cuatro fotografías de mujeres, algunas con gesto sonriente y otras con una expresión neutra. Los participantes evaluaban para cada foto si serían amigos de la mujer y si ésta era agradable o no, además de asociarle una serie de cualidades.

Entre uno y seis meses después de la visualización de las fotografías se organizaron encuentros entre los participantes y las mujeres que aparecían en las imágenes. Tras una interacción de poco más de 20 minutos, los participantes evaluaron de nuevo la simpatía y rasgos de personalidad de las mujeres. Los resultados de esta prueba mostraron pocas variaciones con respecto a la evaluación anterior y se observó que el comportamiento de los participantes era coherente con los juicios realizados con las fotografías.

Los investigadores creen que estos resultados se explican en parte por lo que se conoce como “profecía autocumplida”. Esta teoría establece que una vez realizada una predicción ésta se convierte en la causa de que se haga realidad. De esta forma, los participantes a los que les había gustado la persona de la fotografía tendían a interactuar con ella de una manera más cercana.

Otra posible explicación es el “efecto halo”, un sesgo cognitivo por el que tendemos a atribuir a una persona una serie de cualidades a partir de otra apreciada previamente. Estudios anteriores ya habían demostrado este efecto a la ahora de valorar la personalidad de una persona a través de una fotografía. Así, en 1972 las investigadoras Karen Dion, Ellen Berscheid y Elaine Walster mostraron cómo los participantes de su estudio asignaban rasgos de personalidad más deseables a las personas más atractivas.

Finalmente, los investigadores de Cornell concluyeron que el aspecto de una persona y sus gestos faciales son “muy relevantes en la forma en la que modelamos nuestras interacciones, incluso aunque dispongamos de más información”, tal y como aseguran en el estudio, publicado en 'Social Psychological and Personality Science'.

Así, podemos concluir que desgraciadamente no existe una segunda oportunidad para causar una buena primera impresión.

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