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ESCONDIDOS EN UNA PÍLDORA MULTIVITAMÍNICA
Sensores y cámaras en lugar de vitaminas. Varias propuestas llevan a tu interior pequeños 'médicos' informáticos para chequearte sin que lo notes.
Vista desde fuera parece a todas luces una sencilla píldora multivitamínica. Pero en su interior no transporta ni hierro, ni calcio, ni ácido ascórbico, ni magnesio, ni tampoco ácido fólico.
En lugar de eso, esta cápsula de silicona contiene un minúsculo micrófono, una maraña de circuitos electrónicos y varios emisores de señales inalámbricas. Juntos configuran un diminuto pero preciso sensor tragable capaz de medir el pulso cardíaco, la frecuencia respiratoria y la temperatura... y todo desde la panza.
Todas estas mediciones podrán hacerse mientras la píldora da vueltas en el interior del estómago o a su paso por el largo intestino, tal y como explicaban en 'PLOS One' los ingenieros del Instituto tecnológico de Massachusetts que lo han diseñado. Para evitar errores, el sensor es capaz de discernir e ignorar ruidos corporales -como el sonido de las propias tripas al digerir la comida-.
Gregory Ciccarelli, responsable del ingenio, cree que podría ser muy útil en la evaluación a largo plazo de pacientes con enfermedades crónicas, para mejorar el entrenamiento de atletas profesionales o para monitorizar las constantes vitales de personas en situaciones de peligro, como soldados y astronautas.
Aplicaciones para control de medicación y el sistema digestivo
En el efervescente Silicon Valley, la empresa Proteus Biomedical ha dado un paso más allá en medicina digital. Sus comprimidos tragables pretenden solucionar uno de los principales quebraderos de cabeza provoca a los epidemiólogos la Organización Mundial de la Salud: que el 50% de los enfermos crónicos, sobre todo con cardiopatías, diabetes e hipertensión, no toman adecuadamente su medicación. Y eso suele conducir a problemas de salud e ingresos hospitalarios que se podrían controlar siguiendo las prescripciones médicas a rajatabla.
Para ello han diseñado unos sensores ingeribles que mandan información a un parche colocado sobre la piel. Los datos recabados son reenviados al móvil del paciente y a un portal online al que accede su médico. De este modo, el enfermo sabe en todo momento qué pastillas ha tomado, y si ha cometido algún descuido. A la vez que sus doctores pueden detectar si hay errores en la toma de la medicación que puedan afectar a la salud de su paciente.
Científicos australianos han ideado otra aplicación de esta tecnología. Encapsulando sensores de gas en cápsulas tragables con microprocesadores que analizan los gases el intestino y ayudan al diagnóstico de enfermedades gastrointestinales como el síndrome del intestino irritable o el cáncer de colon.
¿Y si en lugar de sensores minúsculos nos llevásemos al gaznate videocámaras? Pues probablemente podríamos poner fin a las molestas e intrusivas endoscopias y colonoscopias que se usan para diagnosticar trastornos y tumores digestivos.
Sin ir más lejos, ingenieros de la Universidad de Glasgow acaban de desarrollar un completo equipo de grabación encapsulado e ingerible, con luz fluorescente, que permite diagnosticar fácilmente cánceres de garganta o de estómago. Un invento que se suma a la PillCam Colon que aprobó hace dos años en EE UU la FDA (siglas de Administración de Alimentos y Medicamentos) para diagnosticar los tumores del intestino grueso sin necesidad de introducir un tubo por el ano del paciente.