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PODRÍAN PERDER EFECTIVIDAD
Los antibióticos son medicamentos que combaten únicamente infecciones causadas por bacterias. No sirven, por tanto, para tratar patologías provocadas por virus, como la covid-19, la gripe o el resfriado. El abuso de estos compuestos en los últimos años, tanto en salud humana como en veterinaria, está provocando un problema de resistencia: su abundancia en los seres vivos y el medio ambiente hace que las bacterias se adapten a su presencia y pierdan efectividad.
Ante esta grave situación, que aumenta la mortalidad en todo el mundo, organismos como la OMS y la Agencia Española del Medicamento abogan por el consumo inteligente y moderado de estos compuestos en personas y en animales.
En el ámbito de la salud humana, conocer el porqué de su abuso puede aportar pistas para frenar su utilización cuando no son necesarios. Según un reciente estudio de la Universidad de Rutgers (Estados Unidos), los principales motivos son la creencia errónea de que sirven para curar muchas enfermedades y la predisposición de algunos médicos a recetarlos cuando los pacientes piden medicación.
¿Un remedio para todos los gérmenes?
Los autores del trabajo, que analizaron más de 200 estudios publicados sobre el tema, comprobaron que mucha gente piensa que los antibióticos funcionan para eliminar cualquier patógeno o que su uso indiscriminado no tiene consecuencias.
En una encuesta realizada en Europa, por ejemplo, el 57% de personas no sabían que estos compuestos son inefectivos para tratar infecciones virales y el 44% ignoraban que no curan los resfriados ni la gripe. Una investigación en Estados Unidos reveló que el 43% de los padres cuyos hijos tenían catarro creían que necesitaban antibióticos.
Además, algunos médicos prescriben antibióticos para mantener una buena relación con sus pacientes. No es que estos los pidan directamente, pero insinúan su necesidad por los síntomas que describen o aluden a cómo funcionaron en el pasado. En ocasiones, y por supuesto cuando hablamos de patologías que no son graves, no tenemos paciencia para esperar a que la enfermedad se resuelva por sí sola y pensamos que una pastilla puede solucionarlo rápidamente.
Especialmente en países de rentas medias y bajas, existe otro problema de índole económica. En estos estados, el 60% de los antibióticos se venden sin receta y, muchas veces, por personas sin suficiente formación médica. En esta situación, los farmacéuticos estarán dispuestos a vender antibióticos para ganar más dinero y los médicos los prescribirán si reciben una compensación a cambio.
El problema de la automedicación
Estudios realizados en Estados Unidos, Reino Unido y China detectaron numerosas farmacias online que vendían antibióticos sin receta. También en EE. UU., se ha observado que los pacientes con infecciones respiratorios reciben prescripciones para estos medicamentos más a menudo en consultas de telemedicina que presenciales.
En muchas partes del mundo, los antibióticos se utilizan para tratar problemas de salud para los que no sirven. En Nigeria, por ejemplo, algunas mujeres los utilizan para calmar los dolores menstruales. En ciertos países en desarrollo, estos fármacos se ven como medicinas casi mágicas capaces de prevenir y curar un amplio abanico de enfermedades.
Todo este abuso tiene consecuencias. Además de provocar la propagación de superbacterias resistentes, el empleo indiscriminado de los antibióticos puede alterar el microbioma que habita el intestino humano. En niños, estas alteraciones se han relacionado con el desarrollo de alergias y desórdenes metabólicos y cognitivos.
En adultos, existen también evidencias de que la utilización excesiva de estos medicamentos aumenta el riesgo de padecer desórdenes metabólicos como la diabetes y proliferaciones celulares en el intestino que pueden dar lugar a cáncer.
Ante este escenario, los expertos advierten que la concienciación y comunicación son clave. Es necesario que los ciudadanos conozcan cuáles son las verdaderas aplicaciones y limitaciones de los antibióticos y los riesgos asociados a su abuso.