Astronomía, divulgación, descubrimientos, ecología, innovación...
lo ha determinado un análisis
La extirpación de las amígdalas es algo por lo que han pasado muchos niños y se da sobre todo en aquellos que sufren continuas infecciones de garganta, aunque nunca se ha sabido bien por qué algunos son más propensos que otros.
Ahora, un nuevo estudio publicado en la revista Science Translational Medicine ha demostrado que hay factores inmunológicos y genéticos que hacen que algunos niños sean más sensibles a este tipo de infecciones.
Cada año, unos 600 millones de personas en todo el mundo contraen faringitis estreptocócica, una de las infecciones humanas más frecuentes y que ocurre cuando la bacteria estreptococo del grupo A infecta la garganta y causa fiebre, inflamación de las amígdalas y agrandamiento de los ganglios.
La mayoría de los casos pueden tratarse con antibióticos, pero algunos niños infectados desarrollan amigdalitis recurrente (AR), una afección caracterizada por infecciones repetidas de las amígdalas.
Esta afección a menudo conduce a amigdalectomías, una operación mediante la que se extirpan las amígdalas afectadas. Según un documento de consenso de la Asociación Española de Pediatría, este procedimiento solo se recomienda “cuando existen más de 7 episodios en un año, más de 5 en cada uno de los 2 años anteriores o más de 3 en cada uno de los 3 años anteriores”.
Para comprender mejor por qué algunos niños son más propensos a estas infecciones recurrentes, los investigadores analizaron muestras de amígdalas de un total de 146 niños de entre y 5 y 18 años, que habían sometido a la extirpación de las amígdalas.
Algunos de ellos se habían operado por las infecciones recurrentes debidas al estreptococo, pero otros lo habían hecho por otros motivos, así que los científicos pudieron comparar las diferencias entre ambos grupos.
Como las amígdalas son un nido para la infección por estreptococo, sus tejidos están anatómicamente preparados para generar una respuesta inmunitaria. Sin embargo, el análisis de las amígdalas de los que sufrían amigdalitis recurrente mostró que tenían centros germinales más pequeños, que son unas regiones importantes para la generación de las defensas.
Además, las muestras de sangre de estos niños mostraban menores cantidades de anticuerpos contra una toxina bacteriana del estreptococo.
Por último, los autores identificaron dos variaciones genéticas que se asociaron con un mayor riesgo de amigdalitis recurrente, lo que indica que algunos niños podrían estar genéticamente predispuestos a la enfermedad.
“Creemos que esta es la primera evidencia sólida de que existe un componente inmunológico importante, así como uno genético, que en conjunto contribuyen a la recurrencia de la faringitis estreptocócica”, afirma el autor principal del estudio, el investigador del Instituto de Inmunología de La Jolla (EEUU) Shane Crotty.
Los investigadores aseguran que sus hallazgos podrían facilitar el desarrollo de nuevas vacunas para la AR y la faringitis estreptocócica, de forma que “se puedan evitar los costosos tratamientos con antibióticos y, especialmente, las cirugías”.