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LO DEMUESTRA UN ESTUDIO
Decía el escritor Samuel Beckett que nuestro tiempo es tan excitante que solo puede sorprendernos el aburrimiento. Y eso que el dramaturgo irlandés murió antes de que surgiera internet. Ahora, las redes sociales nos muestran a multitud personas divirtiéndose con todo tipo de actividades fascinantes, algo que, en ocasiones, nos hace sentir que nuestras propias vidas son sosas y aburridas.
La mayor parte de los estudios de comportamiento humano muestran que, por lo general, tendemos a vernos a nosotros mismos de la mejor manera posible. Sin embargo, cuando se trata de nuestra vida social, es más probable que creamos que el resto del mundo se lo está pasando mejor que nosotros.
En este sentido, los autores de un estudio publicado este mismo mes en la revista de la Asociación Americana de Psicología observaron que “la mayoría de la gente piensa que los demás llevan vidas sociales más ricas y más activas que ellos mismos”.
Los investigadores mostraron que este sesgo se mantiene en múltiples poblaciones diferentes y concluyeron que “se debe al hecho de que los creadores de tendencias son más fáciles de recordar como un estándar de comparación”.
En resumen, la hipótesis de estos investigadores es que parte de la razón por la cual muchas personas califican su vida social de forma tan negativa es porque tendemos a compararnos con aquellos ejemplos más fáciles de recordar, que son a su vez los más activos.
En internet todo el mundo miente
Obviamente, este tipo de comportamiento ya existía antes de que hubiera redes sociales. Antes incluso de internet. Al fin y al cabo, siempre ha habido personas que presumen delante de sus amigos y a muchos les resulta difícil darse cuenta de que el resto del mundo no tiene una vida social tan apasionante como parece.
Sin embargo, parece evidente que las redes sociales tampoco ayudan. Al menos, así lo cree el economista Seth Stephens-Davidowitz, autor de un libro cuyo título es muy esclarecedor: "Todo el mundo miente: lo que Internet puede decirnos sobre quiénes somos realmente"
Este investigador ponía hace poco un ejemplo muy esclarecedor en el New York Times. Stephens-Davidowitz había comprobado como en Facebook, los principales adjetivos que completan la frase "Mi marido es" son: "el mejor", "mi mejor amigo", "increíble" y "muy guapo”. Sin embargo, al hacer el mismo experimento en Google, cuatro de las palabras más utilizadas fueron: "idiota", "molesto", "gay" y “malo”.
En esencia, el problema es que tendemos a creer que las imágenes o comentarios que los creadores de tendencias muestran en redes sociales no solo representan una versión de sus vidas más fiel de lo que en realidad es, sino que asumimos que ese tipo de vida, activa, divertida y exitosa, es la más habitual.
Al final, lo mejor que podemos hacer es observar la vida de los demás sin necesidad de realizar comparaciones, que, como dice el refrán, siempre son odiosas. Aún así, si vas a comparar tu vida con la de alguien que sigues en redes sociales, recuerda lo que dice el bueno de Steph.
“Todo el mundo miente”.