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HAY UN SUICIDIO CADA 40 SEGUNDOS EN TODO EL MUNDO
El suicidio es una de las diez causas de muerte principales en casi todos los grupos de edad. A pesar de que los accidentes mortales se reducen, y también lo hacen los homicidios, los actos suicidas no dejan de aumentar. Y lo más inquietante es que no sabemos la razón, aunque podamos tener algunas pistas.
En el mundo hay un suicidio cada 40 segundos: mueren más personas por esta causa que por conflictos bélicos. Solo en Estados Unidos, hay unos 38.000 suicidios anuales, es decir, más del doble que el número de homicidios. En España hay cada año unas 40.000 tentativas de suicidio, de las cuales casi 3.500 acaban en muerte.
A pesar de que en el último medio siglo se ha ido reduciendo en número de homicidios, y las víctimas de accidentes de tráfico se ha reducido dos tercios desde la década de 1970, el índice de suicidios se ha mantenido, e incluso se ha triplicado en la población de entre 15 y 24 años (aunque, como paradoja, cabe recordar que los intentos de suicidio entre alumnos de instituto han descendido una media de un 7% en Estados Unidos desde la aprobación del matrimonio homosexual, tal y como señaló un estudio publicado en Jama Pediatics).
En busca de las razones
Uno de los mayores expertos en suicidios en David Lester, profesor de psicología en el Richard Stockton College de Nueva Jersey. Para hallar los motivos que propician que una persona decida quitarse la vida, Lester ha aislado factores en 2.500 estudios como el tipo de personalidad, la sexualidad, la bioquímica, el alcohol, el grupo sanguíneo y una larga lista.
Finalmente, Lester puede responder solo dos cosas: o no hay conclusión convincente acerca de una teoría unificada del suicidio o, como sucede en 'Asesinato en el Orient Express: todos son los culpables'. Por no saber, ni siquiera hay un acuerdo unánime a propósito del porcentaje de enfermos mentales que hay entre los suicidas o cuánto tiempo transcurre entre la decisión de suicidarse y el acto suicida.
No sabemos (casi) nada
Sin embargo, pueden aislarse algunas correlaciones interesantes que desafían el sentido común y nos ponen en la pista de que los motivos que subyacen al suicidio son mucho más intrincados de lo que parece. Por ejemplo, en las grandes ciudades de países como Estados Unidos, las personas se suicidan con menos frecuencia que en las áreas rurales.
También se suicidan más las personas con el nivel de vida más elevado, en vez de las personas cuyas vidas son más duras. Quizá porque si tu vida es de color de rosa y eres infeliz, entonces no tienes a quién culpar de tu desasosiego, a diferencia de si existe un enemigo identificable: economía, gobierno, etc.
¿La falta de luz y el tiempo meteorológico inclemente?
A pesar del tópico, en los países nórdicos no existe la mayor tasa de suicidios. Y el país con más suicidas del mundo es Lituania, y en general todos los estados bálticos u otros antiguos miembros de la Unión Soviética: Bielorrusia, Rusia, Kazajistán, Eslovenia, Hungría, Letonia... Las razones las ignoramos, aunque dispongamos de algunas pistas: el paso del comunismo a una sociedad individualista en la que se ha producido una gran destrucción del tejido laboral podría haber contribuido, junto con el alto consumo de alcohol.
Lo intentan más mujeres que hombres, pero lo consuman más los hombres que las mujeres. Tampoco sabemos la razón, aunque quizá sea algo tan simple como que los hombres usan métodos más efectivos para suicidarse.
Y si nos preguntaran qué día de la semana es el más proclive para quitarse la vida, la mayoría de nosotros respondería el lunes, cuando en realidad es el miércoles, tal y como señaló un estudio publicado en la revista Social Psychiatry and Psychiatric Epidemiology por parte del sociólogo de la Universidad de California Augustine J. Kposowa.
Y para añadir más complejidad a todo, los escritores, en general, tienen el doble de probabilidad de suicidarse.
Así de esquivas son las razones que nos empujan a la autoeliminación: como tratar de tomar un puñado de arena evitando que ningún grano se nos escape entre los dedos.