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TODAS LAS ENFERMEDADES QUE SUFRIÓ EL PERSONAJE

¿Por qué Tintín no murió? (si lo intentaron con ganas)

Las aventuras de Tintín son un clásico que auna todos los sueños infantiles de viajar, correr riesgos y alzarnos como héroes de nuestra propia historia... ¿Pero alguien pensaba en serio que con todo lo que le pasaba podría sobrevivir más de una historieta?

Museo Hergé en Louvain-la-Neuve Soham Banerjee, Flickr, CC

Tintín sufrió doscientos cuarenta y cuatro incidentes médicos directamente relacionados con doscientas treinta y seis situaciones peligrosas. Treinta y tres accidentes de coche o avión, dieciséis secuestros con malas consecuencias en diez, seis traumatismos y cuatro envenenamientos... Sin duda, la rutina de cualquier periodista belga (ironía activada)

Tintín, quizás, pertenece a otra generación... O a esa que se mantiene en un limbo de edad, como él mismo. Por eso, el Canadian Association Journal asegura que sufre una deficiencia en la hormona del crecimiento y un hipogonadismo, de ahí que durante sus veintitrés aventuras ni envejezca ni cuente con un solo pelo en la barba. Eso sí, mantienen que esto está originado por la cantidad de traumatismos que ha sufrido en la cabeza: veintiséis contusiones provocadas por un objeto contundente, ocho cachiporrazos, tres disparos, tres intoxicaciones, cuatro explosiones, dos caídas... Parece que el aventurero no tuvo muchos 'golpes' de suerte si no, seguro, no sería de tan corta estatura.

La revista 'La Presse Medical', claramente conformada por fans acérrimos del personaje de Hergé, se ha entretenido en identificar todas las enfermedades que sufre el del rubio tupé desde 1930 hasta 1976. Han evaluado las causas y consecuencias de todos los problemas de salud, ya sean ocasionados por terceros, por causas naturales o por su propio descuido.

A pesar de todos los incidentes detallados antes, Tintín sólo (¿sólo?) fue hospitalizado seis veces e intervenido dos: en 'La isla negra' y 'Objetivo: la luna'. Porque sí, para los no iniciados en sus aventuras, el reportero también estuvo en el espacio. Por cierto, su primer acercamiento a la ciencia ficción que resultó ser más real que ilusión, ya que cuando el Apollo XI llegó de verdad al satélite, la expedición fue muy parecida a lo que nuestro héroe ya había vivido.

El peor accidente fue más ordinario, en un coche y buscando 'El cetro de Ottokar' (1938). Ni esperó a que le revisara el médico ¡Un periodista no para nunca!

Los belgas deben estar hechos de una pasta especial. Se quemó seis veces y sufrió una decena de picaduras y mordiscos, ocasionados por un hombre, un león, un loro, una piraña, una rata, un tiburón... y por su fiel e incansable amigo, el fox terrier de pelo duro, Milú. Sin él, lo más probable es que el de los pantalones bombachos no hubiera sobrevivido ni a la primera historieta.

El pobre animal ha tenido una buena ración de peligrosidad: le han amordazado, intentado sacrificar (En sus aventuras en el Congo, en 'El loto azul' y en 'La oreja rota'), ha recibido patadas y disparos, le han pegado botellazos, achicharrado (en 'Las 7 bolas de cristal'), acribillado con cerbatanas y arpones y casi muere ahogado en más de una ocasión.

Lo más reseñable de Tintín es que tiene una facilidad inaudita para perder el conocimiento, algo no muy adecuado si estás en medio de la selva o del desierto; vamos, lo normal para él. Se desmaya cuarenta y seis veces en dieciséis historietas, el 29% provocado por otras personas intencionadamente. No es de extrañar, ya que intentan asesinarle cincuenta y cinco veces.

Eso sí, tiene tres problemas crónicos asociados al estrés agudo, a la ansiedad y depresión, e incluso al consumo de alcohol, nada extraño de comprender, con un acompañante como el Capitán Haddock, fiel amigo de la botella de Whiskey (¡rayos y centellas!)

La conclusión a la que llegaron con el estudio, en cualquier caso, es cuanto menos sorprendente. Parece que cuando viajamos siempre llevamos en mente todas las enfermedades que podríamos contraer, desde una clásica diarrea hasta algo más grave como la malaria. Si eres Tintín, tranquilo, podrán intentar matarte pero nunca contraerás ninguna afección típica del viajero: ni fiebre, ni infecciones respiratorias, ni mareos ni males de altura.

Ni siquiera te tostarás demasiado al sol. Es lo que tiene atravesar el Sahara, los desiertos de Arabia, las montañas de los Andes, los bosques de Indonesia, el Artico... Parajes nada hostiles (ironía, de nuevo, activada) si eres un periodista belga ¿verdad? Porque todos sabemos que estas cosas las enseñan en la carrera.