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NO TODO EL MUNDO PUEDE HACERSE UN TATUAJE
Decía el escritor Jack London que una persona con tatuajes es alguien con un pasado interesante. Con descripciones como esta no es de extrañar que en las últimas décadas los tatuajes se hayan popularizado tanto. Sin embargo, el aumento en su fama también ha traído consigo un lógico aumento de los problemas asociados.
En general, los tatuajes son un procedimiento relativamente seguro, siempre que se sigan unas normas básicas de higiene y seguridad y se haga caso a las recomendaciones del tatuador, como utilizar una crema antibacteriana y proteger la zona adecuadamente.
Sin embargo, “el tatuaje se está volviendo más popular y, como resultado, también lo son las complicaciones relacionadas”, asegura un equipo médico en un artículo científico publicado en la revista BMJ Case Reports.
En este estudio, los médicos han presentado el caso de una mujer británica de 31 años que decidió tatuarse la pierna izquierda y que estuvo durante meses sufriendo intensos dolores en la cadera, la rodilla y el muslo izquierdo, incluso varios meses después de haber sido tatuada.
Los médicos realizaron una biopsia del músculo de su muslo izquierdo que reveló que tenía una inflamación crónica, lo que explicaba el dolor y la debilidad muscular que sufría.
Por lo general, se desconoce la causa de este tipo de inflamación, llamada miopatía, pero en este caso, los médicos creen que está directamente relacionada con el tatuaje y con el hecho de que la paciente tenía el sistema inmune comprometido.
La mujer ya se había tatuado antes la otra pierna sin haber sufrido ningún problema. Sin embargo, entre el primer y el segundo tatuaje tuvo que someterse a un doble transplante de pulmón, con lo que empezó a tomar inmunosupresores para evitar el rechazo de los órganos transplantados.
Los médicos creen que al tener sus sistema inmune afectado por los inmunosupresores, el cuerpo no ha reaccionado bien al tatuaje, aunque reconocen que no han podido demostrar una relación causa efecto.
En cualquier caso, aseguran que este caso “sirve como un recordatorio para considerar las complicaciones relacionadas con el tatuaje”, especialmente en individuos inmunodeprimidos.
“Es bien sabido que los pacientes inmunodeprimidos tienen un mayor riesgo de infección, incluidas las infecciones micobacterianas cutáneas”, por lo que “representan un grupo que tiene un riesgo potencialmente mayor de complicaciones relacionadas con el tatuaje y merecen una consideración especial”, aseguran los investigadores.
La mujer tuvo que someterse durante tres años a procesos de rehabilitación para recuperarse de los dolores y la debilidad muscular. Hoy se encuentra totalmente recuperada y disfrutando, por fin, de su nuevo tatuaje.