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la ciencia aún no ha probado que las radiaciones sean nocivas
Sobre los teléfonos móviles siempre ha planeado la sombra de las radiaciones que emiten y la posibilidad de que estas sean o no perjudiciales para la salud hasta tal punto de poder provocarnos cáncer. Un asunto que, para despejar dudas, la ciencia se ha dedicado a estudiar y hasta el momento no ha encontrado pruebas suficientes para determinar que así sea.
Los móviles emiten radiaciones no ionizantes de baja frecuencia y energía que también podemos encontrar en radares o microondas y que, al contrario que la radiación ionizante, como la de los rayos X, no existe evidencia de que aumente el riesgo de cáncer, según explican desde el Instituto Nacional del Cáncer de Estados Unidos.
En varios estudios realizados para probarlo se expusieron a ratas y ratones a esta radiación emitida por los teléfonos y se vio que en algunos de estos animales aumentaban los daños en el corazón y desarrollaban cáncer.
Sin embargo, las dosis de radiación a las que estuvieron sometidos eran mucho más altas que las que nos exponemos nosotros en la vida real.
Por lo tanto, no es comparable y los hallazgos no se pueden aplicar a los humanos, como explica John Bucher, investigador de los Institutos Nacionales de Salud (NIH) de Estados Unidos.
Incluso en una extensa investigación donde se estudiaron a niños de entre 7 y 19 años diagnosticados con tumores de cerebro entre 2004 y 2008 en Dinamarca, Suecia, Noruega y Suiza, los expertos no encontraron una asociación entre el uso de los móviles y el riesgo de padecerlos.
Además, a todo ello habría que añadirle las estadísticas de los cánceres detectados en los últimos años. Está claro que el uso de los teléfonos móviles y de dispositivos inalámbricos que utilizan la misma tecnología ha aumentado exponencialmente, pero tampoco se corresponde con un incremento comparable de cánceres entre la población.
Aun así, los expertos aseguran que es necesario seguir investigando la incidencia de todas estas tecnologías sobre nuestro cuerpo, especialmente por la rapidez a la que cambian.
Mientras tanto, podremos seguir utilizando nuestro móvil tranquilamente sabiendo que, según la ciencia, no está probado que las radiaciones que emiten nos estén perjudicando.