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EL PELIGROSO CRECIMIENTO EXPONENCIAL
En nuestro capítulo anterior hablábamos del crecimiento exponencial y tratábamos de mostrar que todo lo que crece exponencialmente se vuelve más o menos incontrolable. Hoy vamos a ver que el crecimiento exponencial ocurre más veces de lo que podemos llegar a pensar y de los peligros que ello conlleva.
La idea del crecimiento exponencial viene bien ilustrada en la leyenda del nacimiento del ajedrez que narrábamos en el vídeo: un sabio inventó el ajedrez para un rey y este, agradecido y emocionado, quiso ser generoso con aquel que tantos momentos de placer le había regalado (por la invención del ajedrez, ojo), pero el sabio solo le pidió un grano de arroz en la primera casilla, dos en la segunda, cuatro en la siguiente...
Este 1, 2, 4, 8… es el crecimiento exponencial: en cada momento se dobla la población anterior y el problema es que en la casilla 64 la cantidad de arroz que hay que situar es de 2⁶³ granos de arroz que es, más o menos, 400 veces la producción mundial de arroz del último año y superior a la suma de la producción de arroz en toda la historia de la humanidad o, si lo pensamos visualmente y apilamos esa cantidad de monedas de 1 euro, tendremos una pila de más de 4 años luz que saldría del sistema solar y casi llegaría al siguiente sistema estelar. Tela.
Pero puede que algunos pensemos que esto no nos debe preocupar porque ni vamos a contar 2 elevado a 63 granos de arroz y que si tenemos ese número de monedas de euro, lo que no vamos a hacer es dedicarnos apilarlos en una torrecita. Puede que algunos pensemos que en nuestro día a día el crecimiento exponencial debe ser algo muy raro. Y sí, efectivamente un crecimiento exponencial continuado es algo muy raro en la naturaleza, porque ella misma se encarga en regular que no exista, aunque un crecimiento exponencial en algunas fases es algo absolutamente habitual.
¿Por qué es tan habitual? Sencillamente porque cualquier crecimiento fijo y constante porcentualmente es un crecimiento exponencial y ello es siempre insostenible. Estaría bien que políticos y economistas fueran consciente de esto: no es posible un crecimiento constante y sostenido, por ejemplo del PIB durante largos periodos de tiempo. El PIB de China ha crecido muchos años por encima del 7%, lo que implica que la economía china se multiplica por dos cada 10 años y que 100 años desde luego no habrá recursos suficientes en la Tierra para sostener dicho crecimiento.
Pero no hace falta aumentar un 7% para tener una tasa de crecimiento exponencial: cualquier porcentaje que escojamos nos dará semejante tasa, solo que en vez de multiplicar por dos cada 10 años puede que sean más o menos.
Pensemos en un crecimiento pequeño de algo, por ejemplo: supongamos que la población humana de la Tierra crezca un 1.7% (lo hace en algo más: desde 1950 ha estado cerca del 1,8%). Ello implica que la población humana se duplica en poco más de 41 años (para determinar el crecimiento aproximadamente basta con dividir 70, no es 70, pero es una buena aproximación, entre el tanto por ciento correspondiente).
Si ahora somos más de 7.000 millones dentro de 40 años serán 14.000 millones, en 80 se alcanzarán los 28.000 millones y en cinco siglos la masa de la humanidad sería igual a la masa de toda la Tierra. Pero esa masa ha de salir de alguna parte y, parece evidente que un planeta no puede sostener semejante masa. Alguien puede pensar que en esa época habremos desarrollado la suficiente tecnología para colonizar otros planetas. Es posible, pero no pueden ser pocos planetas, ya que si decimos que la Tierra no tiene recursos para sostener nuestro crecimiento durante 120 años más no podemos limitarnos a colonizar unos cuantos planetas, ya que el crecimiento exponencial de la población saturaría esos planetas en pocos años.
Alguien puede decir que ya Malthus utilizó estos argumentos a finales del siglo XVIII y que sus profecías no se han cumplido. Pero es que Malthus se limitaba al estudio de los alimentos, aquí estamos hablando de que será un problema la masa total de la humanidad. Como señala Alan Weisman, “cada cuatro días y medio, hay un millón de personas más en el mundo. No es sostenible”. No, ni mucho menos.
Claro está que no podemos garantizar que alcancemos la tecnología suficiente para colonizar miles, millones de planetas en pocos siglos, así que tenemos que hacer algo para limitar el crecimiento de la población humana. Evidentemente, hay fórmulas muy eficientes para evitar el crecimiento de la población: aumentar las guerras, usar armas de destrucción masiva, fomentar intregrismos asesinos, dejar de invertir en medicamentos y sanidad... O, por el contrario, incrementar las medidas anticonceptivas, facilitar los procesos de adopción, relajar las condiciones de los abortos... vamos, lo que se viene a llamar sentido común.